Quínoa, un superalimento ancestral
La quínoa, como la llamamos frecuentemente, o quinua, kinwa o dawe, entre algunos nombres que se le atribuyen a este grano ancestral, según las zonas donde se produce y comercializa, es uno de los granos que ha tomado realce en las gastronomía chilena. Domesticada por las culturas prehispánicas, se utiliza en la alimentación hace por lo menos unos 3.000 años.
Es un cereal que se caracteriza por tener unos pequeños granos blanquecinos, de un sabor agradable, inclusive ha sido considerado un superalimento por su alta riqueza nutricional. Además, tiene una diversidad en las formas de consumo.
Puede ser utilizado en preparaciones reemplazando el arroz o puede ser preparado como plato principal, base de alimentos, acompañando otros e incluso en ensaladas. Puede ser consumido por todos los grupos etarios.
Su relevancia nutricional radica en que contiene un alto valor proteico y un alto aporte de energía (cada 100 gramos de quínoa aporta 331 kcal, trece gramos de proteínas, 7.4 gramos de lípidos y 69 gramos de hidratos de carbono) y contiene ácidos grasos esenciales, protector de enfermedades cardiovasculares.
Es el único vegetal que contiene todos los aminoácidos y vitaminas esenciales, haciéndolo un alimento muy completo para ser incluido de forma habitual en nuestra mesa.
Puede ser consumido sin ninguna restricción por personas que padecen de enfermedad celiaca, ya que este grano no contiene gluten.
Entre sus propiedades nutricionales también se menciona su bajo índice glicémico que lo hace un alimento óptimo para aquellos que tienen diagnóstico de diabetes o alteración a la glucosa. Por otro lado, contiene fibra que ayuda a regular el tránsito intestinal y combate problemas de estreñimiento.
En resumen, es un muy buen alimento que, por sus diversas formas de preparación, múltiples beneficios y calidad nutricional, se recomienda incorporarlo en la dieta habitual.
Columna
Solange Martínez Gallegos, Académica de Nutrición y Dietética, Universidad San Sebastián