Deporte para el desarrollo y la paz
El año 2013, la Organización de Naciones Unidas proclamó el 6 de abril como Día Internacional del Deporte para el Desarrollo y la Paz. El deporte, como fenómeno social, nos permite desde una óptica educativa comprenderlo como un espacio privilegiado que tenemos los seres humanos, al cual todos pueden incorporarse, respetando las diferencias, ponderando el éxito y aceptando la derrota. Nos educa en la virtud, en la armonía del alma y cuerpo, nos permite pensar y actuar, involucra pasión y emoción en aquello que se ejercita, desarrollando con esfuerzo, perseverancia y fortaleza un plan de acción para alcanzar nuestros objetivos.
De igual forma, nos educa en obediencia, asumiendo responsabilidades y aceptando críticas por el nivel de cumplimiento de tareas claramente definidas y delegadas por nuestros superiores en función del desarrollo de un equipo. La práctica de un deporte nos permite cultivar la imaginación, la innovación y creatividad, la alegría y el optimismo, cualidades que el juego permite entrenar de modo ilimitado y que se tornan relevantes para la vida.
Como profesor de una universidad, estoy profundamente comprometido con la formación humana y profesional de nuestros estudiantes, me preocupa su inserción laboral en una sociedad cada vez más exigente. Desde esta perspectiva, veo la formación profesional como una gran oportunidad para instalar una cultura del esfuerzo, propiciando el conocimiento sensible como resultado de un proceso integral que vea en ello, una nueva forma de conceptuar la inteligencia. Nunca la sociedad fue tan moldeada por el conocimiento y la tecnología, no cabe duda de su importancia, pero siempre será necesario su desarrollo dentro de un orden moral y social que posibilite los cambios necesarios respetando principios y valores fundamentales en todo proceso formativo.
En consecuencia, no hay duda del enorme potencial que tiene para los jóvenes la actividad deportiva, por ello toda comunidad educativa, sea escolar o universitaria, debe entender este fenómeno social como un contenido fundamental de enseñanza para toda persona humana. Los valores mencionados contribuyen a dar la máxima expresión visible a lo bueno y verdadero, a lo bello y lo sublime, a lo justo y correcto, o sea, convergen para la concretización de principios básicos que deben animar la educación de hoy y siempre.
Columna
Cristian Luarte Rocha, Director de Pedagogía en Educación Física Universidad San Sebastián