Analizan paso a paso la ruta del Ejército Libertador
Grupo de profesionales realizó la misma travesía de los patriotas hace 204 años, entre Los Patos y el cruce Llaretas, para elaborar un registro fílmico, fotográfico y de GPS que junto a otros trabajos impulse el reconocimiento de este hito como Monumento Histórico.
Con el propósito de valorizar la significación histórica y cultural de la ruta del cruce de la cordillera de los Andes emprendido hace 204 años por el Ejército Libertador, liderado por los generales José de San Martín y Bernardo O'Higgins, un grupo de profesionales de distintas áreas realizó la misma travesía, en una expedición histórico- científica destinada a elaborar un registro fílmico, fotográfico y de GPS del paso de los patriotas por las Llaretas.
Durante seis días, acompañados por arrieros, rehicieron el tramo comprendido entre Los Patos, en Putaendo, hasta el cruce de las Llaretas, a más de 3.300 metros sobre el nivel del mar, enfocados en que ese registro, en conjunto con otros trabajos bibliográficos, constituya un impulso definitivo a la petición de distintas organizaciones de esa comuna para que se declare Monumento Histórico la ruta del Ejército de los Andes, compuesto por más de 3.500 soldados y 1.200 milicianos, que permitió la liberación de Chile del dominio español.
El encargado de la expedición fue el profesor y licenciado en Historia, Mauricio Quiroz, cuyo principal interés fue relacionar la ruta del paso las Llaretas con archivos documentados entre los que se encuentran cartas y partes de guerra, entre otros.
"Desde el año 2015, con otros profesionales e investigadores, hemos recopilado información bibliográfica y de fuentes directas que nos han permitido recrear con alto nivel de detalle la travesía del Ejército de Los Andes", detalla.
Acceder a la categoría de Monumento Histórico permitiría entre otras cosas proteger sitios históricos y arqueológicos asociados a la ruta, ya que los patriotas -junto a 25 arrieros- se desplazaron por antiguas sendas preincaicas que en grado considerable coinciden con el Camino del Inca.
El VALOR DE LA MONTAÑA
Uno de los integrantes del equipo es el profesor de Historia y Geografía Gonzalo Gajardo, quien, a través de la su fundación Senderos Culturales busca valorizar el patrimonio cordillerano.
"Adherimos a esta expedición geo-histórica por el interés que nos concita la montaña en varios aspectos, tanto materiales como inmateriales, tanto desde el punto de vista de su ecología, de los ecosistemas que están alojados en la montaña, como de su relación con el valle, la importancia que tiene la montaña con la historia agraria social de los valles de Chile", señala.
También integró el grupo el periodista, fotógrafo e historiador francés Marc Turrel, representante de la Fundación Napoleón en Chile, con el propósito de seguir la huella de los soldados del Ejército Napoleónico que se integraron a la fuerza libertadora.
"¿Qué relación tiene Napoleón con Chile? Esto radica en el hecho de que, después de la Batalla de Waterloo (1815), muchos de los soldados y oficiales napoleónicos que combatieron en Europa, por distintos motivos llegaron a América, y alrededor de 2 mil oficiales franceses, italianos y españoles participaron en la guerra de Independencia de Chile a partir de 1817", expone.
ESQUIVOS RECURSOS
La iniciativa fue financiada por aportes de cada fundación, además de contar con el apoyo de Universidad de Los Lagos, cuyo director de Comunicaciones, Marcel Thezá, también integró la expedición.
Gajardo es enfático en reclamar por la institucionalidad cultural patrimonial en Chile, que considera "limitada, pobre y venida a menos". Además, revela que si no fuera por iniciativas personales o por un proyecto académico que tenga la suerte de ser aceptado, no se podrían financiar y llevar a cabo iniciativas como esta.
Recordó que para la conmemoración de los 200 años de independencia, el 2010, se hizo una cabalgata, pero no una expedición, como ahora. Compara esta situación con la que se da en Argentina, que según expone, ha realizado una permanente labor por "refrescar y reescribir" la memoria de lo que significó la gesta libertadora.
"Como organizaciones dedicadas a la gestión del patrimonio y la cultura, creemos que eso tiene que cambiar, tiene que haber fondos para esto y políticas que estimulen a los investigadores a ir de expedición en busca no sólo de lo documental, sino también de la experiencia que significa el estar in-situ, donde se dan los hechos históricos", plantea.
NEVAZÓN Y ACANTILADOS
En relación a la experiencia, Quiroz indica que se logró, a través del estudio de documentos como los partes de guerra que emitían los oficiales y generales, ensamblar un trazo exacto de todos los sitios históricos asociados al cruce. Así, el equipo pasó por la Horqueta de Leiva en Los Piuquenes, el Portillo y Vegas del Cuzco y Los Escalones, entre otras localidades.
"Sin duda, sortear la altura cercana a los 4 mil metros sobre el nivel del mar, y en varios tramos la falta de leña o la escasa disponibilidad de agua, fueron los principales desafíos. Mismas peripecias que probablemente enfrentaron los soldados, milicianos y arrieros que componían el ejército de entonces. Pero claro, con la salvedad de que lo nuestro fue una expedición científica con más y mejor tecnología. No hicimos una recreación, sino un estudio profundo de la ruta y el territorio de montaña asociado", aclara.
Turrel complementa mencionando la gran variedad de ambientes meteorológicos que enfrentaron en las montañas y que podían cambiar dramáticamente, incluso en temporada de verano. "Creo que contextualizarlo de esta manera, revivirlo con todos los climas -tuvimos sol, tuvimos viento, mucho frío- a caballo, además, tratando de seguir estos senderos y pistas que solo los arrieros conocían, fue toda una aventura. (...) Pudimos seguir paso a paso lo que ha sido esta hazaña, cómo se realizó y por qué se eligió cruzar ese valle -porque era ancho y permitía el campamento de un ejército numeroso-", dice.
Gonzalo Gajardo cuenta que, si bien el grupo estaba preparado tanto física como mentalmente para soportar condiciones meteorológicas extremas, el frío terminó afectándolo considerablemente, casi al punto de la hipotermia, sobre todo cuando comenzó a nevar copiosamente.
"Si no hubiese sido por la asistencia de los arrieros, no habríamos podido apurar la marcha. Ellos, cuando empezó la nevazón, inmediatamente advirtieron la posibilidad de girar hacia otras rutas mucho más escarpadas, donde los caballos estaban poco menos rasguñando la roca. Íbamos con los nervios muy crispados", relata.
CAMBIOS ambientales
Si bien existen modificaciones en el ecosistema producto del tiempo, la intervención humana y el cambio climático, Marc Turrel sostiene que la travesía sí se puede asemejar a la vivida por los soldados hace 204 años, mencionando que, si bien existen diferencias en la cantidad de agua en los ríos o en las áreas verdes, aún permanecen partes de los tambos de la época inca.
"Fue muy emotivo tratar de vivir eso. (Los soldados del ejército) no tenían los equipos que teníamos nosotros, el tipo de ropa, los zapatos. Creo que debieron haber tenido una logística muy bien organizada. Tanto para los hombres como para los animales fue algo a la altura de lo que hizo Napoleón en los Alpes", complementa.
Quiroz añade que las "condiciones climáticas y geográficas fueron prácticamente las mismas" que enfrentó el Ejército Libertador. Además, menciona que previo al cruce, los patriotas contaban con informes sobre disponibilidad hídrica, de pasto y leña que encontrarían.
"La información entregada por los arrieros como Justo Estay y por José Antonio Álvarez, cartógrafo y ayudante de campo de San Martín, que hizo la misma ruta un año antes de que cruzara el ejército, les permitieron estar bien apertrechados", expone.
Gajardo resalta que los cambios ambientales han afectado dramáticamente a la gente de la zona, en especial arrieros y crianceros. Un ejemplo de esto es la reducción de las vegas de agua, lo que dificulta el acceso al recurso y reduce las áreas verdes para animales como el guanaco.
"Ellos han resentido mucho el cambio climático porque la escasez hídrica y la falta de pastos les han impedido poder tener una crianza de vacunos y cabras como acostumbraban". Además, hace mención a los efectos de la actividad minera en la extracción de agua de los glaciares. "A la opinión pública le queda la impresión de que la minería es una especie de actividad inocua que va a un descampado a hacer algo porque allá no hay nada. Esa es una imagen equivocada y trastocada de la realidad, la actividad minera genera un tremendo impacto en la montaña", asevera.
sOLDADOs CARTÓGRAFOs
Para Gonzalo Gajardo, la significación de la travesía radica en poder verla "con los ojos del arriero, del cartógrafo de comienzos del Siglo 19, de un soldado del Ejército de los Andes, de un caravanero inca precolombino y de un jinete español de tiempos de la conquista", quienes pasaron por la misma ruta, esteros y cajones que la expedición.
"Para poder hacer una puesta en valor del patrimonio que representa el paso del Ejército de los Andes por este altoandino, es necesario traer a la vida todas estas formas de ver. No sólo el paso, sino que los enlaces de la cosmovisión andina precolombina, la experiencia de los conquistadores, los soldados republicanos de la independencia, el mundo de los arrieros que transitan desde el siglo 19, la sociedad agraria de la temprana república en los valles de Chile. Son elementos culturales que van uniéndose para formar un itinerario cultural", complementa.
"Creo que ese es el objetivo que tenemos como fundación: apoyar a Argentina y Chile en la postulación para que esta ruta sea declarada Patrimonio de la Humanidad, (...) pues yo creo que esos valles son como la magia de un libro abierto donde se escribió la historia de Chile, que ni el viento ni la nieve han borrado. Eso queda en la huella de esas montañas y esos senderos", acota Turrel.
El origen de cariño botado, localidad fuertemente vinculada a la hazaña
¿Hecho histórico o leyenda? El relato sobre el origen del nombre de Cariño Botado, localidad de la comuna San Esteban, está íntimamente vinculado al cruce de Los Andes por el Ejército Libertador, y se escucha hasta el día de hoy.
Según la versión más arraigada, la columna secundaria del Ejército Libertador encabezada por el brigadier Juan Gregorio de Las Heras, en lugar de enfilar por el paso de Los Patos como el resto, tomó un camino alternativo por el paso de Uspallata, dado que la artillería no podía cruzar por el primero al ser muy estrecho.
Tras una serie de escaramuzas, la columna llega a las inmediaciones de Santa Rosa de Los Andes. Al enterarse de que el Ejército Libertador se acercaba, la población organiza una gran fiesta de recibimiento con comida y bebida en abundancia.
Sin embargo, el brigadier no se detiene, prefiriendo reintegrarse a las tropas de San Martín y O'Higgins. Por lo tanto, el "cariño" o agasajo que se le tenía preparado, no fue recibido, episodio que le daría la denominación a la localidad.
Sobre esta versión el profesor Gonzalo Gajardo aclara que, si bien no posee conocimientos que confirmen en su totalidad la historia, sí puede mencionar que existe documentación sobre todos los lugares en los que estuvo el Ejército Libertador, incluyendo algunos lugares que están mencionados en la leyenda.
"Lo que sí está datado por parte del general O'Higgins es su acampar en la hacienda El Tátaro. Ahí, el ejército se aprovisionó de caballos y vacunos para la alimentación y para el desplazamiento. Hubo descanso y se preparó la logística necesaria para continuar la marcha hacia San Felipe. También hay antecedentes históricos y fuentes que establecen que el ejército alojó también en Curimón", señala.
Independientemente de cómo se gestó el nombre de Cariño Botado, con motivo del bicentenario del cruce de los Andes, en el año 2017, se realizó un acto de desagravio en la localidad, con la presencia de miembros de los ejércitos chileno y argentino.