Pandemia, vacunación y trabajo colaborativo
Si algo positivo podemos rescatar de la crisis sanitaria causada por el Coronavirus, es que nos ha obligado a pensar y actuar de forma colaborativa. ¿Por qué? Porque al usar mascarilla no solo me protejo yo, también protejo a todos a mi alrededor.
Al distanciarnos de nuestros seres queridos hemos sacrificado la calidez de un abrazo o un beso por un bien superior.
La comunidad científica se ha unido con un objetivo común: conocer al agente patógeno causante de esta enfermedad y, en base a este conocimiento y en tiempo récord, ha logrado generar no una, sino varias vacunas.
También en tiempo récord y gracias al trabajo colaborativo, se ha demostrado que estas vacunas son seguras y efectivas.
Miles de personas se han ofrecido voluntariamente para participar en estos estudios clínicos, en otra muestra de compromiso comunitario.
Los resultados de estos estudios han sido revisados por expertos y están publicados en revistas científicas (disponibles de forma abierta para todos).
Expertos de distintas áreas aparecen en los medios de comunicación con nombre y apellido, mostrando su rostro, avalando la eficacia y seguridad de las vacunas.
En la otra vereda, el movimiento antivacunas se mueve en las sombras, a través de redes sociales, en grupos cerrados y sin rostros visibles, pues carece de argumentos para contrarrestar la evidencia existente a favor de la vacunación masiva.
No se deje engañar: no hay argumentos religiosos válidos, no hay verdades ocultas ni planes maquiavélicos que solo unos pocos elegidos conocen, no hay libertad individual que esté por sobre el bien común.
Al vacunarse, con un acto simple, se puede proteger usted, proteger a sus seres queridos y ayudar a erradicar al virus de la comunidad.
Solo ganancias ¿Qué mejor?
Mario Navarro, Académico Escuela Química y Farmacia, Universidad Andrés Bello