¿Qué hacer con una relación desgastada por la pandemia?
El encierro y la ansiedad han llevado a un aumento en los conflictos de pareja que se expresan en estudios como "Vida en Pandemia", de la Universidad de Chile. Según expertos, la clave está en tomar consciencia del contexto.
Ignacio Silva
Discusiones, desacuerdos y, en algunos casos, hasta quiebres. Los conflictos de pareja parecen haberse transformado en una consecuencia más de la pandemia, que además de efectos en la salud física y mental de la población, ha cambiado la forma en que nos relacionamos.
Así lo demuestran resultados como el de la segunda entrega del estudio "Vida en pandemia", publicado por la Universidad de Chile, que entre otros datos arrojó que el 45% de los chilenos que viven en pareja dicen haber tenido conflictos en estos meses. También hay estudios, como uno publicado por el Instituto Kinsey, que evidencian que el 44% de las parejas aseguran que la calidad de su actividad sexual ha empeorado desde el inicio de la emergencia sanitaria.
"Efectivamente el escenario pandémico viene a impactar en la cotidianidad de una manera bastante compleja. El estar 24 horas con la pareja al interior de espacios que a veces no son suficientes para tener privacidad e intimidad viene a conflictuar y a generar roces entre las personas porque cada uno reclama aquello que necesita, incluso sin poderlo definirlo", plantea Carolina Pezoa, psicóloga, académica y directora de la carrera de Psicología de la Universidad Central.
Para la especialista, la imposibilidad de variar de espacio físico es determinante: si antes el trabajo o incluso el trayecto podían ser vistos como espacios para liberar tensiones, ahora el hogar cumple ese rol. "Es propio del ser humano el transitar y fluctuar por distintas emociones durante el día, y hoy en día estamos obligados a liberar todas esas tensiones en un mismo hogar. Entonces toda la vivencia se concentra en ese solo lugar", explica Pezoa.
A eso se suma otro factor. El estudio de la Universidad de Chile revela además que la mayor parte de quienes dicen haber tenido conflictos con sus parejas son hombres (49%), una cifra que se explicaría en un choque de realidades.
"Yo creo que en esta vuelta los hombres vivieron la vida de una forma más compleja que las mujeres. Tuvieron que trabajar más en la casa, estar más con los hijos porque habitualmente están menos", propone Irma Palma, doctora en Psicología, docente de la Universidad de Chile y directora de "Vida en Pandemia". Luego profundiza: "Los hombres estuvieron forzados a implicarse en la vida doméstica de una manera mucho más intensa que las mujeres, porque las mujeres históricamente estuvieron más en el trabajo de cuidado infantil, estuvieron más en el trabajo doméstico, estuvieron más tiempo trabajando en casa, su tiempo fue menos orientado al ocio, y eso yo creo que golpeó harto a los hombres".
Posibilidades
Pese al contexto complejo, para los especialistas una de las claves está en sacar lo positivo de las situaciones conflictivas.
"Si nosotros analizamos lo que podría ser un conflicto, claro, es un tema que se puede resolver, quedándonos sin rencores y en ese sentido es una oportunidad", dice Carolina Pezoa. Aunque en ello también influye el espacio. "También está la otra parte del conflicto, que es acrecentarlo, que es agrandarlo y desde ahí, si nosotros no tenemos otro espacio donde liberar tensiones lo más probable es que caigamos en esa tendencia", profundiza.
Teniendo eso en cuenta, la recomendación de la especialista es sencilla: la forma de mejorar las relaciones desgastadas por la pandemia es mirar la situación en perspectiva.
"El encierro agota, entonces la invitación es poner las cosas en su lugar. ¿Qué es lo que me está afectando? ¿Realmente es mi relación con mi pareja o son otros ámbitos de mi vida que estoy llevando como conflicto a mi relación de pareja?", propone la especialista.
"Lo otro es dimensionar que en un espacio de encierro no podemos tener tolerancia cero. Bauman, un filósofo, habla de los vínculos líquidos, frágiles, con los cuales estamos hoy día viviendo en sociedad. A eso estamos acostumbrados, a las relaciones desechables. Por lo tanto, yo creo que en este espacio de pandemia la invitación que terapéuticamente se le ha hecho a las parejas es a dimensionar el no tener tolerancia cero frente a los conflictos, que era a lo que acostumbramos en las relaciones más frágiles que hoy día estamos teniendo como seres humanos", agrega la psicóloga.
-¿Se puede saber el punto en que una relación no da para más?
-Claro, pero por eso la primera invitación es a poner las cosas en su lugar y dimensionarlas como corresponde. Eso es lo primero que hay que hacer. Entonces, a lo que hay que invitar a la pareja primero es a comunicarse: qué es lo que está pasando y si tiene que ver con el otro, si tiene que ver con la relación de pareja, si tiene que ver con el contexto, si tiene que ver con el peso que estoy llevando a nivel laboral que todos decimos que es más y tal vez lo traducimos en ciertas conductas en la relación con el otro, y no tienen que ver con la pareja. Teniendo eso claro, tal vez se puede hacer el esfuerzo en superar la crisis que implica el que estemos las 24 horas juntos. Siempre la familia, la pareja, es bueno mirarla como una empresa. Cuando el otro está fallando, bueno, yo tengo que sostener la empresa porque si no nos vamos a la quiebra.
"Estar 24 horas en espacios que no son insuficientes para la privacidad genera roces, pues cada uno reclama lo que necesita.
Carolina Pezoa, Directora Psicología U. Central