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Dichato recibe un segundo gran impacto en apenas una década

Debido a la cuarentena que afecta a Tomé, el comercio y turismo del balneario bajó sus cortinas de manera sorpresiva. "Si el encierro se extiende por dos semanas más, habrá locales en riesgo de quiebra", aseguraron los propios locatarios.
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Juan Pablo Ríos Rosales

P or momentos parecía un verano tranquilo en Dichato, pero hoy en día está lejos de ser así. La cuarentena recientemente decretada en Tomé, ha hecho imposible una plena reactivación del comercio y turismo, situación que tiene con los pelos de punta a quienes viven de lo que generan día tras día.

Y es que como ha sido la tónica en varios otros sectores costeros a nivel nacional, la pandemia ha mermado los ingresos, incluso, desde marzo pasado. Pero en Dichato, al menos, lo lamentan en demasía, pues se alistaron con los brazos abiertos para recibir al público en este verano.

Para la presidenta de la Cámara de Comercio de Dichato, Cristal Ortega, este confinamiento obligatorio cayó como un baldazo de agua fría. Y cómo no, si hubo locatarios que hasta se prepararon con millonarias inversiones para este período estival.

"Lamentamos la cuarentena. Para nosotros, la estación de verano es la mejor del año. Entendemos el contexto, pero ahora cómo le pagamos a nuestros atrabajadores. Además, hubo muchos socios que gastaron grandes cantidades de dinero en protocolos exigidos por el servicio de salud, pero que ni siquiera se alcanzaron a emplear", explicó con desazón.

Sobre lo anterior, quien además posee el local Mis Creaciones, manifiesta que en ningún momento pensaron en regresar a un encierro total, por lo que el decreto de la semana recién pasada llegó como un golpe duro para todos.

"Teníamos bastantes esperanzas en no tener cuarentena. Si seguimos así en las próximas dos semanas, habrán locales en riesgo de quiebra. Es triste, porque veníamos repuntando en los primeros días de enero y ahora todo se comienza a derrumbar nuevamente", señaló Ortega.

En esa línea, los comerciantes no escatiman en expresar su total incertidumbre con esta situación. Esa es la visión de Julieta Monsalves, quien es propietaria del restorán Santa Elena en la costanera de Dichato.

"Veo que es un momento muy difícil. La mayor cantidad de clientes que tenemos es de Concepción y Chillán, pero si nos tiran cuarentena, es complejo. Lo único que nos salva un poco son los clientes que tenemos en Pingueral, quienes nos llaman para hacer delivery. Si no, tendríamos cero ventas", sostiene con evidente frustración.

Bajo esa lógica y sobre lo que se mencionó anteriormente acerca de la inversión para poder funcionar durante este período estival, Julieta añadió que, "gastamos en terrazas, pero no fuimos autorizados porque no cumplíamos los requisitos. Luego, insistimos con una nueva construcción, pero llegó esta cuarentena y quedamos de brazos cruzados".

Cabañas

La crisis no hace distinciones, es transversal y los empresarios de la zona la sufren. Ese es el caso del rubro hotelero, específicamente de las cabañas, que se arriendan por días para quienes vienen de otras localidades y quieren arrancar de la cotidianidad.

"Es un tema complejo, que tiene muchas aristas. Quiero buscar soluciones alternativas. Por ejemplo, para paliar los efectos negativos del nulo comercio y turismo en Dichato, todos quienes vengan a hospedarse en una cabaña por un par de días deberían tener un permiso exclusivo. Pídanle salvoconducto, PCR o lo que sea, pero le tienen que dar la opción de vacacionar a la gente", opinó Jaime Eriz, empresario de la localidad.

Para él, no hay dobles lecturas sobre el balance general. "Hemos tenido casi todo el año cerrado. Abrimos un par de días, pero es insuficiente. Incluso, hay gente que nos pide alojamiento para pasar aquí el encierro, pero por la cuarentena no se puede".

"Si seguimos así en las próximas dos semanas, habrá locales en riesgo de quiebra".

Cristal Ortega,, presidenta Cámara de Dichato.

Otra crisis, a casi 11 años del 27F

Así como sucedió hace poco más de una década, podría decirse que Dichato vive ahora un terremoto sanitario. Y no precisamente por las cifras de contagios, que en los últimos días promediaron casi 20 en Tomé, sino por los efectos negativos de la pandemia en este histórico balneario. Por ahora, mientras no se diga lo contrario, los locatarios deberán aguantar al menos cuatro semanas más de confinamiento.