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Baldomero Lillo: legado eterno de todos los lotinos

Este miércoles se cumplió un nuevo natalicio del mítico escritor lotino. Su bisnieta y académico señalan que es necesario seguir fomentando su obra literaria.
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Juan Pablo Ríos Rosales

Obras como "Subterra" o "Subsole" se han convertido en relatos casi obligatorios dentro del plan lector escolar. ¿Su autor? Baldomero Lillo, quien durante este miércoles celebró el 154° aniversario desde su nacimiento, en 1867.

Considerado como el padre del realismo social chileno, la historia cuenta que este personaje vivió toda su infancia en Lota, localidad desde la que logró reflejar a cabalidad en sus cuentos todas las injusticias sociales que por aquella época se evidenciaban en la cuenca del carbón.

A propósito de su enorme figura que ha significado para la comuna lotina, una de sus familiares cuenta todo el regocijo que conlleva tener parte de la historia viva del otrora escritor.

"El sentimiento de todos los nietos y bisnietos que sobreviven es de un total orgullo. Tenemos la suerte de llevar el apellido Lillo, entendiendo que Baldomero es considerado el padre del cuento chileno y el realismo social", expresa una de sus bisnietas, Lorena Lillo.

En esa línea, la presidenta de la Corporación Baldomero Lillo agrega que, "gracias a ese milagro de sinceridad que tuvo con sus obras, ciudades como Lota son visibles para todo el mundo. Queremos mantener esa lucha por la justicia social tan difícil de mantener en el tiempo".

Sin dudas, un personaje que ha trascendido a lo largo de la historia reciente de Lota. Y cómo no, si en 2002 fue nombrado hijo ilustre de la ciudad en un acto póstumo.

A 98 años de su deceso, su presencia sigue en la retina no solo de los lotinos como tales, sino también de los chilenos que se encantaron con su relato.

Sigue vigente

Esa premisa es propia de Armando Cartes, abogado de profesión, pero historiador de tomo y lomo. Y es que tal como lo plantea Lorena Lillo, Baldomero colaboró para que Chile entendiera de las inequidades sociales que -por qué no decirlo- hasta el día de hoy existen.

"Contribuyó no sólo a visibilizar las problemáticas que por aquel entonces había, sino también a que el país entero tomara conciencia de la dureza en las condiciones de trabajo del mundo minero, particularmente en el carbón", explica el investigador.

Bajo esa lógica, añade que, "la calidad de su obra literaria trascendió a la simple denuncia y también generó un pacto indeleble en las letras nacionales. A partir de eso, su labor tiene un sentido simbólico para conocer el trabajo de la gente humilde, principalmente de los mineros subterráneos".

A raíz de lo anterior, Cartes sostiene que la repercusión de su figura va más allá de la zona minera y del carbón. Y es que hace un paralelo con la situación social actual, tanto de Lota como del resto del país.

"Su resonancia va más allá de la comuna y región. Baldomero Lillo representa las luchas sociales y el sufrimiento de la clase trabajadora. Y es que aun cuando hoy en día, esas condiciones son por suerte un poco mejores, siempre existe esa desigualdad, por lo que su obra tiene un valor permanente", indica el historiador de la Universidad de Concepción.

Finalmente, asume que el legado del escritor no se mantendrá vivo por acto divino. Por ello, hace hincapié en que es necesario fomentar su imagen de diversas maneras.

"La cultura no se transmite de manera espontánea, pues requiere de un impulso desde las asociaciones culturales o autoridades. No basta con limitarse solo a los libros. Por fortuna hubo una película ("Subterra", 2003), pero es necesario apoyar su figura con trabajos periodísticos, videos, conversaciones y seminarios, que permitan que el público general se acerque, no solo a leer, sino a empaparse de su espíritu", señala.

Sobre esto último, la bisnieta del autor, Lorena Lillo, cierra con que, "hace algunos años atrás dimos una pelea para que sus libros no sean excluidos de las lecturas obligatorias de los colegios municipales. Hoy en día también queremos darla, pero para que se lea en los particulares. Creo que es la forma de mantener el legado del abuelo vivo".

"Gracias a esa sinceridad que tuvo con sus obras, ciudades como Lota son visibles para todo el mundo.

Lorena Lillo