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Argentina se volcó a las calles para el último adiós a Diego Maradona

Con serios incidentes terminó el velorio del ídolo máximo del fútbol argentino en la Casa Rosada. La intención por ver al "Pelusa" era tal que forzaron la entrada al palacio de gobierno, lo que obligó a mover el féretro del zurdo a un salón aparte.
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Jorge Reyes Patuelli

La noche del día que murió Diego Maradona pareció ser eterna en Argentina. Ayer el pueblo trasandino despidió a su ídolo, le dijo adiós al jugador que le llenó el alma de fútbol. El "Diez" fue velado en la Casa Rosada con la Copa del Mundo y con sus cuatro camisetas más importantes: la de la selección, la de Boca Juniors, la de Argentinos Juniors y la del Napoli. Todas con la "10" en la espalda.

Era difícil aceptar que Maradona falleció. Las calles se llenaron desde un comienzo para despedir a su ídolo, e incluso en la madrugada de ayer las personas empezaron a llegar a la Plaza Mayo para guardar un turno en la fila para despedir al ídolo popular.

A las 6:00 horas, cuando amanecía, las puertas se abrieron en la casa de gobierno. La fila era interminable. Camisetas de Boca, River Plate, Argentina, de todos los equipos del país eran un collage de mantos del fútbol que se veían avanzar por esa columna de gente que al ver el ataúd le arrojaba flores, casacas, gorros y símbolos con un significado personal.

La emotividad era máxima. Hinchas de Boca y de River, sin importar la histórica rivalidad, se abrazaban y lloraban juntos por las calles de la capital argentina.

La extensa vigilia por el "Pelusa" terminaba dentro de la Casa Rosada con Maradona en medio de un salón acondicionado especialmente para él y su familia. La gente que pasaba a despedirse lo hacía a la distancia separados de algunas vallas de seguridad y guardias personales. "¡Grande, Diego!" y "¡Se nos murió el fútbol!", fueron algunas frases que las personas gritaban entre aplausos cuando llegaban al ataúd a cajón cerrado del "Diez".

Emocionante adiós

Mucho antes de que se permitiera el ingreso de las personas, la familia del exjugador, como su exesposa, Claudia Villafañe y sus hijas, Dalma y Giannina Maradona, llegaron a la Casa Rosada a esperar el cuerpo de su ser querido. También participaron miembros del equipo campeón de México 1986 como Oscar Ruggeri, Sergio Batista y Jorge Burruchaga, además de exjugadores y actuales de Boca Juniors como Martín Palermo y Carlos Tévez.

Cerca del mediodía, el presidente de Argentina, Alberto Fernández acompañado de la primera dama Fabiola Yáñez, se acercaron al féretro y colocaron la camiseta de Argentinos Juniors, el primer club de Diego. Además, puso un pañuelo de las Abuelas de Plaza de Mayo, una de las causas que Maradona apoyó fervientemente en su vida.

Otras figuras del fútbol trasandino, como Marcelo Gallardo, actual técnico de River Plate, también se hizo presente en la despedida del "Diez", junto a Enzo Francescoli y el extécnico de Argentina y Colombia, José Néstor Pekerman.

Disturbios

Afuera de la sede de gobierno también se vivieron momentos de mucha tensión. Algunas personas no respetaron sus lugares e intentaron colarse en la fila, provocando tumultos y hasta una avalancha de gente, sin respetar las medidas establecidas por la pandemia.

Es que la fila de personas atravesaba la Avenida 9 de Julio hasta la Plaza de Mayo, o sea, era más de 1 kilómetro de gente esperando su turno de 20 segundos.

La familia había permitido que la visita fuera hasta las 16:00 horas, pero la gran cantidad de personas que todavía no podía ingresar obligó a que se atrasara hasta las 19:00, generándose incluso algunos disturbios entre las personas y efectivos policiales.

Finalmente el velorio tuvo que ser suspendido y por la tarde en una caravana acompañada por todos los hinchas por las calles de Buenos Aires, el "Diez" llegó hasta el cementerio Jardín de Bella Vista, lugar donde fueron sepultados sus padres y ahora yace el "Barrilete Cósmico".

visión penquista

Testigo de la agitada despedida fue el penquista Alfredo Salgado, quien desde 2013 vive en la capital trasandina. "Siento que se mezclaron muchos sentimientos, la gente lo considera un Dios, tengo amigos que han llorado, que no lo puede creer, que sentían que siempre iba a estar con ellos. Trabajo de Delivery en bicicleta, y pasé por el frontis de la Casa Rosada, y el mar de gente era increíble, no pasé, pero vi todo lo que estaba ocurriendo", contó el penquista, quien disfruta de las manifestaciones sociales que se producen en los distintos países.

"Acá está ese aire de mucha pena, pero a la vez es como si se viviera una especie de carnaval fúnebre, es algo muy extraño que jamás vi en los países en que he estado, que son varios en Latinoamérica. Algo similar, puede ser cuando murió Gustavo Cerati, yo lo fui a despedir a la Casa Rosada, era algo similar, música, gente rezando; ahora igual, pero a una escala mucho mayor, gente con bombos, cantando la canción del Diego, otros muy silenciosos, esa mezcla de sentimientos muy fuerte y extraña", describió el penquista desde Buenos Aires