Karen Loreto Retamal
En una época normal, el ausentismo escolar estaría dado por enfermedad o, simplemente, por hacer la popular "cimarra". No obstante, hoy la realidad ha mostrado que un porcentaje del 9,5% de estudiantes, durante agosto, tuvo nula participación en clases virtuales, lo que ha sumado un nuevo componente: jóvenes dejarían de estudiar para ayudar a sus familias ante la adversidad económica por la pandemia.
Así lo evidenció Leyconi Carrier, vocera zonal de la Coordinadora Nacional de Estudiantes Secundarios, quien expresó que están preocupados por las cifras. "La situación es bastante complicada. Ese porcentaje de alumnos que no entra a clases representa a los más vulnerables. Hoy ser partícipe de la educación es un privilegio, no todos los estudiantes no tienen el acceso para conectarse a clases".
En ese sentido, explicó que entre ellos mismos han tratado de ver la forma de ayudarse, pero "la responsabilidad es del Gobierno. Hay que ayudar con recursos a los que no se han podido conectar a las clases online. Exigir y pedir que se vuelva a las clases presenciales es una negligencia total. No es solo exponer nuestra salud, sino que de la comunidad educativa y la familia".
Añadió que en esta nula presencia de los menores en clases radica también en la cesantía que viven varios hogares. "Muchos estudiantes secundarios han tenido que ayudar a sus familias a subsistir, trabajando de una forma u otras. Tenemos compañeros que trabajan ya sea en deliverys, armando sus pymes, ayudando en ferias. Buscan y se ingenian para ayudar a sus familias y llevar alimento a la mesa. Nos preocupa muchísimo que haya estudiantes que no puedan seguir con su educación", indicó.
En la actualidad, en la región, de 280 escuelas, equivalente a más de 77.700 estudiantes, "arrojó que el 9,5% de los alumnos tuvo una nula participación escolar, es decir, no se conectaron a clases virtuales, pruebas, o tampoco enviaron tareas, actividades recreativas, o dieron algún tipo de señal al establecimiento", informó la Seremi de Educación.
Brecha
Sobre esta realidad, el presidente del Colegio de Profesores del Biobío, Boris Figueroa, señaló que la ausencia total de estudiantes en clases online es superior al 9.5%.
"La cifra es mayor y es un problema de conectividad que debe asumir el Ministerio de Educación. Creemos que la cifra de desconectividad es sobre el 20%. No hay conectividad porque los niños no tienen internet (...) Hemos pedido que las clases se hagan por televisión abierta, pero no nos han tomado en cuenta. Si hubiese sido así, no tendríamos este cifra de desconectividad", dijo, agregando que "la brecha se ha agrandando mucho más entre los que tienen y los que no".
Sobre una posible deserción escolar, expresó que podría haber un número significativo, "pues debiera quedar repitiendo. Nosotros hemos propuesto promoción automática y a inicio de 2021, una nivelación y retroalimentación. O hacer un 2x1".
Por su parte, Roberto Reinoso, director Departamento de Pedagogía de la USS, indicó que la pandemia ha puesto en jaque al sistema educativo a nivel mundial, afectando con mayor fuerza a las niñas y niños más vulnerables y/o de sectores más apartados territorialmente.
"Las condiciones y restricciones de acceso a las instancias de aprendizajes generadas por la pandemia han provocado un grave efecto en las tasas de deserción escolar; hogares vulnerables con padres desempleados, con escasez de recursos para alimentación, con incertidumbre del futuro próximo, con integrantes del hogar enfermos o en alto riesgo de enfermar, con dificultades o, abiertamente, sin posibilidad de conexión para seguir un proceso formatico", dijo.
Agregó que "lo crítico de la deserción escolar radica en que un número significativo de los estudiantes que deserta no retornará al sistema escolar con el grave daño y disminución de posibilidades de que ellos y sus familias puedan mejorar sus condiciones de vida".
9,5 por ciento de los estudiantes no se conectó a clases online durante agosto.