Un siglo después: El doloroso "déja vu" de la gripe española
Las fotos de hace 100 años dan cuenta de escenas similares a las que vemos hoy. En el mundo la pandemia causó entre 50 y 100 millones de muertos y unos 500 millones de contagiados.
Juan Guillermo Prado - La Estrella
El 4 de marzo de 1918, el cocinero Gilbert Mitchel, de la base militar de Fort Riley, fue ingresado al hospital aquejado de una fuerte gripe. Es considerado como el "enfermo cero" de la más terrible pandemia que afectó al planeta en el siglo XX.
Se desconoce la cifra exacta de contagiados y fallecidos en la pandemia, que sin embargo habría dejado 500 millones de enfermos y entre 50 y 100 millones de fallecidos. Murió más gente que en el transcurso de la Primera Guerra Mundial, que tuvo 17 millones de víctimas fatales.
Luego de ser internado el cocinero, en una semana habían ingresado al hospital de la base 522 hombres aquejados de la misma influenza grave. Fiebre elevada, dolor de oídos, cansancio corporal, diarreas y vómitos ocasionales eran los síntomas propios de la enfermedad. Poco después, el Ejército informó de otros brotes similares en diversos estados desde Virginia a Florida y de Carolina del Sur a California.
Los buques de la Marina, anclados en los puertos de la costa este, también notificaron influenza y neumonía graves entre sus hombres. La gripe parecía atacar a los militares y no a los civiles.
En mayo de 1918, la gripe empezó a ceder en Estados Unidos. Sin embargo, los soldados estadounidenses incubaron el virus durante su largo viaje a Europa, que vivía los estertores de la Primera Guerra Mundial. Al desembarcar en las playas francesas, el virus explotó y se diseminó en el Viejo Mundo.
Tras registrarse los primeros casos en Europa, la gripe pasó a España. Un país neutral en la Primera Guerra Mundial que no censuró las informaciones sobre la enfermedad y sus consecuencias, a diferencia de los otros países centrados en el conflicto bélico.
Al ser el único país que se hizo eco del problema provocó que la epidemia se conociese como la "Gripe Española".
En chile
En abril de 1918, en el denominado sector de La Chimba, en la actual comuna de Recoleta, en la calle Santa Filomena, apareció el primer enfermo de gripe española.
Allí existía un hospedaje que recibía a cargadores de La Vega. Uno de los huéspedes amaneció con una fiebre elevada y diversos síntomas que mostraban un grave estado de salud.
El médico Fernando Cruz fue hasta allí atendiendo el primer caso de gripe española en Chile. Nuevos contagiados surgieron en la misma hospedería, en el barrio y en la Cárcel de Santiago, situada en la época en la ribera sur del río Mapocho.
Solo dos meses después, cuando los enfermos ya eran decenas, se identificó a ese cargador veguino como el primer chileno que murió por la pandemia. En el mes de junio el diario La Nación titulaba: "Una epidemia a las puertas de Santiago".
La gripe española apareció en distintas ciudades del país. Los periódicos y diarios de la época informaban de enfermos y muertes en Santiago, Valparaíso, Melipilla, Rengo, Constitución, Talca, Concepción y hasta en Arica.
El Internado Nacional Barros Arana comunicó 778 afectados de influenza de sus 1.014 alumnos. Pero no era influenza sino que gripe española. Los enfermos sufrían una fiebre entre 39 a 40 grados, acompañada de frecuencia cardíaca elevada, respiración rápida, pérdida del apetito y, en algunos casos, delirio e inconciencia.
Desinfección de los conventillos
En octubre, la epidemia causaba en Santiago una mortalidad del 5 por ciento. Sin embargo, no estaba claro qué enfermedad estaba matando a nuestros compatriotas.
Rogelio Ugarte, alcalde de Santiago, fue informado de que en un conventillo del sector cercano a La Vega habían numerosos contagiados de una enfermedad parecida al tifus.
Creyendo que los enfermos estaban afectados de ese mal, ordenó la desinfección inmediata de todos los conventillos de Santiago. No sirvió de nada. Los contagiados tenían gripe española y solo algunos tifus.
Los médicos no tenían claro por qué el mal atacaba a los más humildes. Se discutía si era gripe o tifus exantemático, enfermedad trasmitida por los piojos.
El 21 de octubre el doctor Arturo Atria dictaminó que era gripe española. Fue criticado por varios colegas argumentando que no era posible que en nuestro país apareciera una dolencia que existía en países en guerra y no estábamos en esa situación. Pero la fuerza de los hechos dio la razón al doctor Atria. Lo que no se sabe hasta ahora es si la infección arribó a Valparaíso o llegó desde Argentina.
El 6 de noviembre de 1918, Pedro García de la Huerta, ministro del Interior, solicitó al Congreso Nacional la suma de 250.000 pesos para financiar los gastos de los hospitales de Santiago.
El senador Rafael Urrejola consultó si se consideraría una asignación similar para los hospitales del área de Valparaíso, dado que la epidemia se desarrollaba allí con mayor severidad y el senador Gonzalo Bulnes agregó que recibió la noticia que la epidemia estaba atacando con mayor ferocidad en Viña del Mar.
El ministro del Interior, respondió diciendo: "El Gobierno no tiene conocimiento oficial de que la epidemia se ha desarrollado en Valparaíso con síntomas más graves que los encontrados en Santiago. Lo último que se sabe es que la enfermedad se ha extendido a la Escuela Naval".
En el mes de noviembre se informó que solo en Santiago habían muerto más de dos mil personas por la epidemia. Los más afectados eran trabajadores de la Vega, conductores de tranvías, obreros ferroviarios y los presos de la cárcel de Santiago. Ese año, según fuentes oficiales, hubo 6.026 muertos en el territorio nacional.
En 1919 los meses de agosto a septiembre fueron fatales. El 3 de agosto, el diario La Unión de Valparaíso informó que veinte mil personas estaban enfermas. Se cerraron escuelas, teatros y todos aquellos lugares de reunión.
Fiesta de la primavera
Sin embargo, la epidemia no paralizó la fiesta de la primavera. Todos participaron en pueblos y ciudades. Fiestas, bailes y eventos benéficos se realizaban por doquier. Nadie temía a la pandemia. En Santiago se efectuó un desfile y más tarde una fiesta y baile multitudinario. En Valparaíso una marcha, con muchos asistentes, adultos y niños disfrazados, recorrió desde el parque El Litre, bajando hacia la avenida Pedro Montt para recorrer diversas calles hasta llegar a la plaza Sotomayor.
Un día, en Tomé hubo 260 enfermos de los cuales 40 murieron, quedando los cadáveres sin enterrar por más tiempo del requerido por la ley. El médico señaló que lo que vivió en el lugar era parecido a lo que sucedía con las plagas en la época medieval.
En el valle de Elqui, en Vicuña, hubo 1.500 personas enfermas, todas a la vez, y todos los policías del lugar estaban en cama. No había dónde atender a los infectados. En La Serena familias enteras estaban afectadas. Hubo momentos en que la policía recorría las calles de la ciudad recogiendo los cadáveres de quienes habían muerto en el lugar.
Poco hacían casos de las advertencias gubernamentales. Se realizaron reuniones, fiestas, asambleas y concentraciones políticas. Hubo en el año 1919, según el Anuario Estadístico de la República de Chile, 23.789 muertos. Casi un 400% más que el año anterior.
En 1920 las reñidas elecciones presidenciales, que llevaron al poder a Arturo Alessandri Palma, tuvieron más preocupada a la ciudadanía que la misma epidemia. Ese año, según cifras oficiales, los fallecidos por la gripe española fueron 6.298 en el país y al año siguiente 7.728, para posteriormente desaparecer. Entre 1918 y 1921 los muertos oficialmente fueron 40.113 personas.
Fueron tiempos donde no se disponía de vacunas ni antibióticos. La única forma de combatir la epidemia consistía en mejorar las condiciones sanitarias y el nivel de vida. No hay duda que epidemias como esta nos seguirán acompañando quizás hasta cuándo.
"Un día, en Tomé hubo 260 enfermos de los cuales 40 murieron, quedando los cadáveres sin enterrar...
"en abril de ese año se reportó el primer caso de gripe española en Santiago
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1918