Analizan el dilema ético de "la última cama" en la UCI
En los recintos médicos se busca atender y salvar a la mayor cantidad de personas posibles. Para ello, se diseñan estrategias en donde debe primar la justicia y el bien común.
Lo que parece estar solo en las series médicas o películas, poco a poco se está haciendo una realidad. Hoy, las decisiones que toma el equipo médico en una UCI para el combate el covid-19 pueden marcar una diferencia.
Los llamados dilemas bioéticos, como elegir el tratamiento más efectivo, quién tiene acceso a ventilación mecánica y, por sobre todo, salvar vidas, han cobrado más fuerza en esta pandemia.
Fernando Chuecas, vicedecano Facultad de Medicina y Ciencia de la USS, ejemplifica que uno de los dilemas es la proporcionalidad de los tratamientos. "Se supone que un paciente que ingresa a UCI, de extrema gravedad, lo hace para recibir todos los medios disponibles para mantener la condición vital. Hoy por hoy esos medios, muchos de ellos invasivos, permiten mantener funciones vitales en condiciones extremas. El dilema está en revisar permanentemente cuán proporcionados son estos medios según las probabilidades de recuperación y cuándo sea necesario aplicar la limitación de tratamientos", dijo.
¿Elegir vidas?
Para el académico de la USS, no hay una disyuntiva de salvar o no vidas. "En realidad, la ciencia y tecnología sanitaria lo que pueden hacer es otorgar posibilidades para que el organismo enfermo se recupere. El profesional 'no salva a nadie', sino que es un instrumento para aplicar su conocimiento".
Sergio Carvajal, director del centro de Bioética de la UDD, expresó que el que una persona viva y otra muera "no es tan así. Las decisiones no se dan así".
Según explicó, durante la pandemia existen recursos súper limitados, en consideración a una época normal. "A cada paciente hay que tratar de definir cuál es el tratamiento indicado (…) Cuando tienes recursos escasos, efectivamente tienes que hacer un sistema de priorización para acceder a esos recursos".
Añade que en tiempos de covid surgen otros principios a resguardar como es el de la justicia. Es decir, "pasa a haber el bien común y la justicia para todos. Para asignar recursos escasos, tienes que definir un criterio con el cual puedas beneficiar a la mayor parte de gente, logrando salvar la mayor cantidad de personas y en las mejores condiciones posibles. Ahí surge que haya personas con mayor probabilidad que otras porque tienen mejor pronóstico de sobrevida en esta condición. Cada persona debe recibir la atención que requiere", apuntó, añadiendo que la edad es solo un factor, también se agregan las patologías asociadas y la fragilidad del estado de salud de la persona.
Bajo ese panorama, Libia Lara Carrión, PhD en Bioética y máster en Bioética, expuso en el conversatorio sobre la Pandemia Covid-19: Aspectos Bioéticos del abordaje de la pandemia, organizado por la Unab, que "estamos obligados a diseñar una estrategia protocolizada de actuación que permita la asignación lo más equitativamente posible de los recursos. Las recomendaciones tienen como objetivo apoyar a los profesionales sanitarios en la toma de decisiones clínicas difíciles, facilitando criterios colegiados que permitan compartir la responsabilidad en situaciones que implican una gran carga emocional y explicitar unos criterios de idoneidad de asignación de recursos en una situación excepcional".
Edad
Los adultos mayores y quienes presentan enfermedades de base son los grupos más riesgosos para el covid-19. No obstante, Lorena Echeverría, académica del Instituto de Teología de la Ucsc y coordinadora del diplomado de Bioética, apuntó que los profesionales "no pueden olvidar nunca que no atienden necesariamente pacientes, sino que son personas. En el fondo hay que tratar de dar el mejor trato, o el más digno en pro de esta, que tiene una historia de vida única, que ahora está vulnerable y requiere de su ayuda".
Bajo esa mirada, sostuvo que los adultos mayores "son parte de un dilema ético antropológico en cuando se está dando más valor a una persona que a otra. De cierta forma hay un reduccionismo antropológico donde no se está reconociendo a todos los seres humanos como uno igual. Al priorizar a un joven frente a un adulto mayor le estamos quitando valor al ser persona de ese adulto mayor, porque en el fondo el joven, obviamente, va a tener más posibilidades de vivir y una vez sanado va a ser de mayor utilidad. Ese es el dilema que se plantea".
El decálogo de Chomali
El arzobispo de Concepción Fernando Chomali expuso un decálogo frente al dilema de la "última cama", donde expresa que "toda persona enferma, independiente de su condición social y económica, nivel educacional, origen racial, creencias, edad, libre o en una cárcel, y de sus gustos personales, tiene el deber de solicitar ayuda médica y el derecho a ser atendido adecuadamente".
También que "cada caso es único e irrepetible y debe ser analizado en su mérito por médicos verdaderamente competentes. La opinión de los Comités de Ética de los centros hospitalarios puede ser de gran ayuda a la hora de tomar decisiones terapéuticas, pero será el médico tratante quien con ciencia y en conciencia ha de procurar la cura más conveniente".
"Cuando tienes recursos escasos, tienes que priorizar
"Hay que tratar de dar el mejor trato, o el más digno
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