Desempleo y pobreza en tiempos de pandemia
El desempleo es una de las tantas consecuencias de esta pandemia y confinamiento social. Hemos visto como los centros comerciales, restaurantes, colegios, pequeñas y medianas empresas, etc. cerraron sus puertas como medida de protección ante esta crisis sanitaria, pero con ello han generado una gran incertidumbre, inseguridad, miedo y ansiedad en sus empleados y familias. Al pasar los días, lo evidente se concreta con despidos, inestabilidad, y mayor informalidad y precarización laboral de la que ya existían. Mucho se ha solicitado a través de los medios de comunicación y redes sociales que nos quedemos en casa, pero eso es algo que podemos hacer quienes tenemos un trabajo estable.
Por lo mismo, es importante preguntarse ¿Qué hacen aquellas personas que no pueden realizar teletrabajo o quienes viven del comercio ambulante?, ¿Qué hacen aquellos chilenos o migrantes que deben, sí o sí, exponer su salud y de la de sus seres queridos por conseguir el dinero del día? Ellos también aman a sus adultos mayores, hijos y enfermos crónicos. También quieren cuidarlos, pero deben seguir trabajando o, por lo menos, intentar hacerlo.
En este contexto, es posible decir que estamos ante una crisis sanitaria, económica, social, política y cultural significativa, que se venía gestando desde el estallido social y que hoy cobra relevancia en todos sus ámbitos, con el rebrote de manifestaciones de sectores como El Bosque y La Pintana, que reclaman por la escasez de alimentos y cesantía. Estos hacen un emplazamiento público al Estado y a los gobiernos locales correspondientes, los que implementan estrategias de tipo asistencial y paliativas como la entrega de bonos y canastas de alimentos.
Estas acciones, sin embargo, no superarán las crisis ya mencionadas, las que nos invitan a replantearnos sobre el tipo de sociedad en la que vivimos, donde el trabajo, bienes y servicios se transforman en mercancías comerciables con fines de lucro, en un modelo económico en el que se incorporaron fuertemente la privatización, aperturas comerciales y flexibilizaciones laborales.
Detrás del incremento del desempleo otro gran problema social se visibiliza: el aumento de la pobreza. Una condición que se acrecienta cada día en los hogares más vulnerables de Chile, reproduciendo, una vez más, las desigualdades económicas, sociales y culturales que tenemos instaladas, y que producen desarraigo social y pérdida de cohesión ¿Qué hacemos entonces para dejar de reproducirlas? ¿Cómo construimos un país más inclusivo y con mayor cohesión social? ¿Cómo repensamos un Chile más justo y menos desigual?
Columna
Nadia Castro, Jefa de Carrera de Trabajo Social, de la UCSC