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La viruela: una endemia más asesina que las guerras

Durante cuatro siglos este virus alteró la vida de nuestro país, causando miles de víctimas mortales. Muchos murieron por negarse a ser vacunados.
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Juan Guillermo Prado

Un virus causa la viruela, una enfermedad contagiosa capaz de desfigurar y que aproximadamente en un 10% de los casos es mortal. Se cree que surgió en Egipto hace unos tres mil años y desde allí se extendió por el planeta. Llegó a América con Cristóbal Colón y sus carabelas, alterando la vida de los aborígenes. Esta peste contribuyó al declive del Imperio Azteca. Sus habitantes, sin defensas naturales, sucumbieron a este mal. Se calcula que la epidemia causó la muerte tres millones de indígenas luego de que Hernán Cortés desembarcara en 1519.

Los mapuches también fueron afectados por esta mortal plaga. Un discurso del médico y diputado Adolfo Murillo en el hemiciclo de la Cámara de Diputados, el 6 de julio de 1883, cuando se debatía la ley de vacunación obligatoria, describió dramáticamente lo que significó esta peste al pueblo mapuche: "La viruela era uno de los azotes más temidos en los pasados siglos, fue traída por los españoles a América desde los primeros años de la Conquista, y Chile ha sido uno de los países que más tributo le ha pagado. No fueron, por cierto, los arcabuces de los españoles, ni sus afilados sables, los que más víctimas hicieron entre los bravos araucanos. No fueron tampoco las alineadas columnas de sus ejércitos ni sus aguerridos soldados los que pusieron miedo a esos heroicos indígenas… Lo que les infundió pavoroso espanto fueron las epidemias de viruela que arrasaban sus filas y paralizaban su indómito empuje. La viruela fue el peor azote y el mayor enemigo de los legendarios defensores del suelo chileno".

No se sabe cuándo surgió en nuestro país el primer brote epidémico. Historiadores como Diego Barros Arana aseguran que apareció en La Serena en 1561, en el navío que traía al gobernador Francisco de Villagra, y de allí se extendió por todo el territorio.

La viruela se transformó en una endemia, esto es, una enfermedad que se presenta con regularidad en una determinada región. En Chile hubo en el siglo XVI cuatro epidemias; siete en el siglo siguiente; ocho en el siglo XVIII; y en el siglo XIX tres, solo en la primera década.

En 1793, según Benjamín Vicuña Mackenna, fue tan horrorosa la peste, "cuyos estragos llegaron al punto de no encontrarse acarreadores para los muertos, ni brazos para sepultureros, oímos hablar más de una vez a los ancianos en nuestra niñez".

En 1765 fray Pedro Manuel Chaparro inició inoculaciones con pus de las pústulas de los variolosos para prevenirla. Fueron unas cinco mil personas las que recibieron este tratamiento y ninguna murió. En 1796 el médico británico Edward Jenner descubrió la vacuna, al observar a las personas infectadas de viruela por ordeñar el ganado vacuno.

Pero la viruela no desaparecía. En "La Aurora de Chile" del 7 de enero de 1813, mencionaba que 244 personas ingresaron al hospital San Juan de Dios, de las cuales 32 mueren a causa de la viruela. La gente era reacia a vacunarse.

Más letal que la guerra

Entre 1840 y 1858 fallecieron 18.333 personas de viruela solo en los hospitales del país. Eran tantas las víctimas que en las afueras de las ciudades y pueblos se improvisaron cementerios para inhumar a quienes perecían de este mal. Como los hospitales no tenían capacidad para atender a los variolosos, se erigieron lazaretos, lugares provisorios donde se atendía a los enfermos.

Entre 1879 y 1883 se desarrolló la Guerra del Pacífico. Murieron de viruela en esos años 16.300 personas y los marinos y militares fallecidos fueron poco más de 9.500. En 1889 la cifra de difuntos bajó como nunca: ese año fueron 294.

Pero la viruela reapareció por una circunstancia fortuita. En 1890 desembarcaron en Talcahuano inmigrantes españoles atacados de viruela, que viajaban en los barcos Burgundia y Orotava. Desde ahí se repartió el contagio entre Los Ángeles y Santiago. Hubo 6.776 muertos.

En 1886, el Presidente José Manuel Balmaceda envió al Congreso un proyecto de Ley sobre Vacuna Obligatoria que fue rechazado, pues "atentaba contra los derechos individuales de las personas". En 1891 Chile vivió una cruenta Guerra Civil. En este conflicto murieron poco menos de diez mil personas, 2.569 en la batalla de Concón y 5.163 en Placilla, más los muertos por asesinatos y matanzas como fue la de Lo Cañas (La Florida). Pero ese año fenecieron de viruela 6.012 enfermos.

En 1910, fueron 1.900 muertos y al año siguiente subieron a 4.473 los fallecidos. En 1954 fue erradicada la viruela del país.

"Me es doloroso volver los ojos a nuestros campos desolados y a nuestras poblaciones afligidas por el antiguo azote de las viruelas"."