Los desafíos y el ejemplo de Prat
Somos testigos de tiempos extraordinarios, sobre la mesa hay desafíos enormes. La Humanidad y obviamente nuestra sociedad, se enfrenta, al igual que en otras épocas pretéritas, a una amenaza contra la cual no tiene el antídoto, el remedio. Un enemigo invisible, poderoso, nos ha cambiado estilos de vida, costumbres y hábitos. El escenario global se llena de incertidumbre y la visión de futuro aparece difusa, sombría. No hay seguridad y la ciencia, la medicina, campos donde se han logrado tantos avances en los últimos siglos, se ven sobrepasados.
En horas de prueba como la presente, las sociedades deben apelar a sus reservas espirituales más profundas, a ejemplos de otros hombres, que debieron enfrentar desafíos gigantes, superados con espíritu de equipo, disciplina y confianza. En esta difícil hora Arturo Prat sale a nuestro encuentro. En este mes del mar, de las glorias de nuestra Armada, su figura y la de sus hombres se levantan, para mostrarnos que podemos hacer frente a todos los desafíos actuando con sentido de equipo, planificación y orden.
Antes de iniciar las acciones de aquel lejano 21 de mayo de 1879, Prat se dirigió a su tripulación, describiendo objetivamente la realidad que enfrentaban: "La contienda es desigual". A continuación resaltó su misión: "Mientras yo viva esa bandera flameará en su lugar". Y concluyó la famosa arenga enunciando los deberes de quienes le acompañaban: "Si muero, mis oficiales sabrán cumplir con su deber". Esa orden se cumplió rigurosamente, con una disciplina ejemplar, como lo revelan el segundo abordaje al monitor y el postrer disparo de cañón cuando la Esmeralda a las 12:10 horas, se hunde en Iquique.
Ejemplo para todos y en todas las épocas, para templar el espíritu. A grandes dificultades, como las que hoy enfrentamos, debemos oponer disciplina, solidaridad y confianza en quienes cumplen con la abnegada tarea de velar por nuestra salud. Afortunadamente, nuestra historia es generosa en mostrarnos a hombres y mujeres que han sabido sobreponerse a obstáculos que parecían invencibles. Arturo Prat Chacón, hombre común y de profunda fe, surge como una luz, una antorcha que ilumina nuestro camino, desde mayo de 1879, para darnos fortaleza en una hora donde a veces sentimos desaliento y angustia ante la incertidumbre que enfrentamos. Nada nos doblegará y sabremos resistir la amenaza, actuando en conjunto y con la fuerza espiritual legada por los héroes de Iquique.
Andrés Medina A.
Académico Licenciatura en Historia UCSC