Carlos Paz Durán
De duelo. La mañana de ayer falleció en Santiago quien desde septiembre de 1993 se desempeñó como administrador del Club Hípico de Concepción: Carlos Hugo Rivas Amia. Su deceso se produjo en la Clínica Santa María, y a causa de las complicaciones que surgieron del trasplante bipulmonar al que fue sometido la madrugada del jueves.
Rivas, que murió a los 62 años de edad, sufría de fibrosis pulmonar y era prioridad nacional a causa de su estado de gravedad.
Pesar en mediocamino
En el Óvalo de Avenida Colón, donde ayer únicamente laboraban siete funcionarios a causa de las vacaciones que determinó la gerencia tras la suspensión de la hípica nacional por la pandemia de Coronavirus, el hecho provocó dolor.
"Estamos golpeados por su partida, pues todo indicaba que ayer (jueves) el trasplante del primer pulmón había resultado en buena forma, hasta que esta mañana (ayer) supimos que su salud volvió a complicarse, hasta fallecer", señaló Juan Carlos Cancino, uno de los funcionarios que estaba bajo las órdenes de Rivas, quien llevaba cerca de un año con licencia médica.
"Lo llamábamos padre, lo que refleja el gran cariño que teníamos por él", indicó Cancino, quien agregó que "era un buen jefe, que nos orientaba, nos entregaba consejos incluso más allá de lo laboral".
Junto a cinco colegas, Cancino viajó en octubre pasado a Rancagua para visitar a Rivas. Y es que si bien él tenía domicilio en Hualpén, parte de su familia, que componen un hijo y dos hijas, vivía en la ciudad de la Sexta Región.
"Allá estaba esperando que apareciera un donante para su trasplante bipulmonar", detalló.
Por su parte, Ricardo Ayllón, gerente general del turf penquista, expuso que "estamos muy tristes con esta noticia. Carlos trabajó durante 27 años con nosotros. De parte del directorio, gerencia y funcionarios de la institución, enviamos las condolencias a la familia".
Norman Muñoz, jefe del Área Hipica y handicapper de Mediocamino, indicó en tanto que "se le extrañará harto. Era estricto en el trabajo, con voz fuerte, pero tenía buena relación con todos. Era un defensor de las personas que estaban bajo su mando, y ellas le tenían un gran cariño".
Del velatorio y funerales, en el Club Hípico no manejaban hasta el cierre de esta edición ningún tipo de información.