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Poleras "mágicas" para enseñar el cuerpo humano

Victoria Guerra es una docente que busca implementar este sistema que funciona con códigos QR, imágenes en 3D y realidad aumentada.
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Ricardo Muñoz E.

Hace cuatro años que la vida de la profesora Victoria Guerra Hurtado cambió para siempre. Estaba esperando a su tercer hijo cuando en el momento del parto le revelaron que su pequeño nacería con Síndrome de Down y otras complicaciones asociadas a dicha condición.

La noticia fue un tremendo remezón porque después vendrían varias internaciones en la UCI Pediátrica, operaciones y, tras meses, comenzó con el tratamiento en la Teletón. Pero cuando ingresó, vio una imagen que -sin saberlo en ese momento- le cambiaría el destino: "Vi una niñita que sin sus extremidades superiores, estaba muy feliz jugando al fútbol... Si la lolita que tenía no más de 10 años pudo, entonces tu hijo tiene todo para poder", se dijo a sí misma.

Eso la motivó para pensar qué es lo que podría hacer para estimular a su Javierito, tal como se lo habían recomendado en la Teletón. Victoria entonces comenzó a buscar a través de internet en varios sitios en la pesquisa de alguna idea que sirviera, teniendo en cuenta su formación como profesora de historia y geografía.

Así, con esta búsqueda llegó hasta la empresa española Body Planet en la que quedó encantada con la "Camiseta Mágica". Sin embargo, la primera experiencia no fue muy esperanzadora: "les pregunté si podrían venderme una para mi hijo... y me mandaron a la punta del cerro" (ríe).

Pero eso lejos de desanimarla, la animó aún más y así insistió. Nuevamente el resultado fue negativo, hasta que tras un año y medio de intentos, finalmente consiguió que la empresa pusiera sus ojos en Chile y específicamente en Antofagasta, asegurando así ser pionera en traer estas camisetas en nuestro país.

Tecnología

Pero ¿qué tienen de especial estas camisetas? A simple vista parecen como cualquier otra: blanca, con un diseño en el centro de color rojo que se asemejaría a un árbol de arte abstracto. Sin embargo, la "magia" ocurre cuando se utiliza una tablet o un smartphone.

El secreto es que esta polera especial tiene tres tecnologías trabajando al mismo tiempo: el código QR en su diseño, imágenes en tercera dimensión y realidad aumentada. Gracias a ello, a través de la cámara del tablet o teléfono y mediante una aplicación se escanea la camiseta de quien la tenga puesta y listo: en la pantalla aparece la gráfica bastante realista del sistema digestivo, con el estómago, los intestinos, el esófago, el hígado y además de los pulmones, el esternón y hasta la columna vertebral.

Con esta tecnología es posible hasta observar el bulo alimenticio, otros órganos y cómo funciona el corazón por dentro (con sus latidos correspondientes al bombear la sangre al cuerpo), además de ofrecer imágenes con texturas muy cercanas a las que tendrían los órganos reales.

Esta iniciativa está pensada para que las clases en las aulas sean más interactivas y entretenidas, aprendiendo en este caso de ciencias mediante estos artefactos tecnológicos.

"En un experimento les dijimos a los niños 'dibujen el corazón', pero hacían el de los enamorados. Eso fue como impresionante porque realmente no manejan cómo es el corazón de verdad del cuerpo humano. Por otro lado, esto fortalece el aprendizaje colaborativo porque un estudiante se pone la polera y el otro lo apunta (con la tablet). Entonces, es un trabajo en parejas y ya no en la silla, mirándose la nuca uno tras otro", declara Victoria.

Pero también añade "que fortalece además lo que está inculcando el Mineduc, que es el aprendizaje basado en la emoción porque los estudiantes se ponen la polera y los demás compañeros cuando proyectan las imágenes, quedan así como '¡oh, no puede ser!', o '¡qué asco! dicen otros y también se hacen apurar para que todos puedan usar las poleras. Entonces ya el alumno es protagonista de su aprendizaje y no el profesor. Es un trabajo que apunta a que las aulas cada día deben dejar de ser las tradicionales y transformarse en virtuales. Los alumnos son nativos digitales".

Con esta idea, la profesora supo entonces transformarla en una idea de negocio. Así y luego de dos meses de planificación y capacitación, creó su emprendimiento llamado "innoVaprende", el cual funciona como distribuidor de esta tecnología y así implementarla.

Con ello, la idea es repartirla en los diferentes establecimientos. Así, el sueño de Victoria es que algún día esta herramienta del aprendizaje pueda estar disponible en todo el país.