El trabajo de Solange Dufourcq como cónsul de Chile en Israel
Sampedrina de origen y formada como abogada en la UdeC, desde 2013 forma parte de la Academia Diplomática.
Mientras estudiaba Derecho en la Universidad de Concepción, Solange Dufourcq tomó un curso con Paulina Astroza, abogada y experta en Derecho Internacional. Sus clases le abrieron un mundo al cual había soñado desde pequeña. Fue así como decidió entrar a la Academia Diplomática Andrés Bello, donde se graduó en 2013 y hoy figura como cónsul en Israel.
De vacaciones en Chile, Solange admite que son pocas las mujeres en este cargo, pero que "poco a poco han comenzado a ser más. Además, hay más presencia de regiones, lo cual es muy bueno", comenta la oriunda de San Pedro de la Paz.
"Estoy orgullosa de representar a mi ciudad. Nosotros como penquistas somos capaces de todo, de llegar a cualquier parte, solamente hay que proponérselo. La mujer chilena es poderosa, aprendemos desde pequeñas lo que es la resiliencia y el poder hacernos un espacio para nosotras mismas", comenta.
"Cualquier persona profesional penquista puede ser diplomático, no necesariamente abogado. Tengo compañeros desde la más alta gama de profesionales como psicólogos, ingenieros… que tengamos esa diversidad nos da una visión mucho más amplia a nuestro ejercicio y también aprender el uno del otro, de mis colegas, de cómo yo puedo mejorar, de apoyarme en ellos. Eso es súper importante. Todos tenemos la posibilidad de llegar donde queramos si nos lo proponemos", añade.
diplomática
"Para mí la Academia Diplomática era un sueño y cuando quedé fui la más feliz del mundo. Pero yo no creo que haya podido hacer esto sin mi familia detrás, que han estado ahí conmigo. Tanto mis padres, como mi hermano, como mi marido que no dudó en agarrar su maleta y seguirme", añade.
Antes de Israel, Solange estuvo en Kenia, donde conoció la realidad del país y también nació uno de sus hijos en Nairobi. Ya en 2018 asume como cónsul en una nación que, indica, es muy diferente a como se muestra en las noticias. "Es un país con una cultura distinta a la chilena pero con gente muy amable, implica desafíos importantes afuera, sobre todo por el tema del idioma", relata. Eso sí, agrega, "a pesar de llevar un año y medio allá, mi hebreo sigue siendo muy básico. No me ha sido fácil. El inglés o el alemán son más fáciles, porque tenemos la misma gramática, pero cuando esta cambia se le añade una complejidad al tema del aprendizaje".
No obstante, ella ama su trabajo que es totalmente 24/7. "Nosotros tenemos que tener prendido un teléfono las 24 horas. Si bien tenemos un horario de atención de público, las emergencias nunca ocurren en ese tiempo", dice.
Es que ante la ocurrencia de alguna eventualidad para un chileno, ella debe estar dispuesta a partir, actuar y reaccionar frente a la necesidad de contar con apoyo chileno en el extranjero.
"Somos la primera red de contactos del nexo de comunicaciones entre el connacional que está afuera, que podría estar incomunicado, en situación de problema con su familia. (...) A nosotros siempre se nos está capacitando para que podamos prestar mejor asesoría a nuestros connacionales. Es un trabajo de una red de personas. Uno afuera no es tanto lo que puede hacer si no tiene una red que te esté ayudando", explica.
Este 2020 cumple sus dos años como cónsul en Israel. Tras esto, debe regresar a Chile, por lo menos un año antes de salir a una nueva destinación. "Nuestro trabajo es 5 años afuera, un año y medio a 2 en Chile, ojalá esté los 2 años en Chile, pero nunca se puede saber, porque quizás me mandan destinada a un lugar que me requieran antes de cumplir los 2 años hay que irse no más, empacar todo, casa, familia", indica.
En ese sentido, es su marido y sus hijos quienes la siguen para todos partes. "Evidentemente hay un costo grande y que se desconoce cuándo es el marido el que tiene que seguir a la mujer o acompañarlo", comenta, añadiendo que la dinámica con su esposo ha sido entretenida, pues han podido conocer parte del mundo. "Él es extremadamente generoso. Siempre ha sido un apoyo para mí gigantesco. La familia es la red de apoyo que tú tienes".
-¿Cuánto tiempo quieres estar de cónsul?
"Si quisiera volver a Chile tendría que renunciar al servicio exterior, porque a los diplomáticos nos forman de profesión en esta academia, que quedamos seleccionados para ingresar. Después de dos años de estudios nos convertimos en diplomáticos (si es que aprobamos el curso nacional de formación). Es una formación como cualquier otra. Hay una gran inversión del Estado por detrás para hacer. A nosotros nos forman para trabajar afuera. Si yo quisiera renunciar a este estilo de vida, debo renunciar al servicio exterior. Pero a mí me encanta mi trabajo".
El poder ayudar a otros es lo que más motiva a Solange: "Me siento súper feliz. Siento que estoy en una posición de privilegio en que tengo herramientas para ayudar a nuestros connacionales afuera, que pueden estar a miles de kilómetros de distancia, pero siguen siendo chilenos con los mismos derechos y nosotros tenemos la obligación de garantizar la mejor atención y ayuda dentro de nuestras propias limitaciones también".
"Él (marido) es extremadamente generoso. Siempre ha sido un apoyo para mí gigantesco".
Solange Dufourcq