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Caleta Llico se colocó de pie a punta de esfuerzo y sacrificio

A una década del desastre natural, este punto turístico en Arauco regresó a la vida sostenido en el turismo.
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Juan Pablo Ríos Rosales

Fue cosa de segundos para que años de esfuerzo y sacrificio se fueran por la borda ante la inclemencia de la naturaleza aquel 27 de febrero de 2010. En la Provincia de Arauco, la caleta Llico fue una de las zonas cero por la magnitud de la destrucción que dejó el terremoto y posterior tsunami hace 10 años. Pero ante todo pronóstico, la reconstrucción fue más rápida de lo que muchos pensaron.

Viral fue un video que daba cuenta de una mítica ola de 30 metros que arrasó con todo lo que encontró a su paso. No obstante, los pobladores sacaron adelante la tarea a punta de puro trabajo y convicción.

El alcalde de mar de la caleta, Enrique Salas, relata el momento de cuando el mar se recogió para no tener piedad con Llico.

"Venía de buscar a mi hijo desde un cumpleaños en Arauco. Cuando veníamos de vuelta comenzó el terremoto, no alcanzamos a pasar Tubul por los derrumbes. Luego llegamos y no había nadie, todos se habían ido al cerro", asegura.

Pero eso no fue lo peor. "Mientras el mar se empezaba a recoger, aprovechamos de sacar algunas pocas cosas que habían quedado de la casa. Como a las 6.59 vino la tercera y última ola, esa que dejó la crema", agrega.

Si bien no quedó absolutamente ningún local comercial en condiciones de utilizarse, la perseverancia de todos los vecinos fue muy importante para que, a una década del 27/F, eso sea solo parte de un mal recuerdo.

"Yo tenía una balsa que voló por arriba, como así también líneas de mariscos que quedaron varadas. En ese tiempo yo tenía 89 de cultivo, ahora apenas la mitad. Además dos casas, un restaurante y otro local de comida al paso. Perdí como 500 millones de pesos en todo eso", sostiene.

Salas se muestra bastante satisfecho con lo que fue el proceso de reconstrucción. Dice que "estamos mejor que antes".

"Siento que con esto hubo varias mejoras. La caleta se ve mejor que antes, aunque hay cosas que siguen mal, como por ejemplo lo del alcantarillado. Esperemos que sea algo que se pueda arreglar, porque es harta plata que se nos va a todos", señala.

De pie

Cabe destacar que el turismo se ha mantenido como uno de los grandes pilares que sostiene a esta pequeña localidad araucana. Y no es menor, pues este verano, sobre todo los fines de semana, los paseos en bote y visitas a la oferta gastronómica llicana ha sido furor.

"La caleta se ve mejor que antes, aunque hay cosas que siguen mal, como por ejemplo el alcantarillado".

Enrique Salas,, alcalde de mar

Pobladores dicen que Tubul quedó a la deriva

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Han pasado 10 años desde el terremoto y tsunami que afectó a la zona y habitantes de Tubul acusan que no se han preocupado mucho por ellos. Así al menos lo señala Oscar Villalón, quien dentro de las principales quejas apunta a una poca ayuda para las familias que viven allí. "Hay casas que están inhabitables y que no las han sacado, está todo el desparrame", sostuvo Villalón, quien se dedica a las artesanías. En esa línea, respecto al turismo del sector araucano, sostuvo que "Tubul es una caleta muy sucia, está peor que antes, por lo que no llega el turismo. Por eso es que yo vengo a Llico a vender mis cosas, porque allá no llega nadie". A 10 años de la tragedia, el tubulano dice que "en comparación a Llico, nosotros estamos muy atrasados. Prometen cosas y cosas, pero finalmente nunca pasa nada. Estamos a la deriva". Si bien se realizó la reconstrucción, se repusieron viviendas y se construyó un parque de mitigación, entre otras acciones, la académica del Instituto de Geografía UC, Carolina Martínez, quien realizó un estudio en zonas afectadas por el 27-F, sostuvo que en Tubul "no hubo una reconstrucción acabada pensando en las necesidades locales de la comunidad".


Lebu muestra una cara renovada

Lebu fue una de las zonas que sufrió con la fuerza del mar. Tras el tsunami, cuatro personas perdieron la vida. Además, las olas destruyeron la gran mayoría de las embarcaciones de quienes viven de la pesca artesanal y el río se convirtió en un estero fangoso.

Hoy, la capital provincial de Arauco muestra una nueva cara. Entre los avances, se puede contar la remodelación y el hermoseamiento que se hizo al borde costero de Lebu. Actualmente, son más de 1.500 las embarcaciones pesqueras en el lugar, con casi 8 mil trabajadores que día tras día extraen el principal recurso, la jibia.

"Acá se perdieron muchas embarcaciones, varias quedaron en nada. Llegó ayuda, pero a mí por ser afuerino, nada", sostuvo Gerardo Navarrete, pescador lebulense.