Angélica Vásquez V.
Me uno a las miles de almas que sintonizan con la música como alimento para el corazón. La música es terapia, partiendo por ahí. En mi programa pongo mucha música ochentera y una que me ha resonado mucho es la de David Bowie. Bacán él ¿verdad? Todos supimos de su partida, que grabó hasta el último día sin quejarse de su enfermedad, por ejemplo. Pero es más que eso, mucho más. Son de esas personas que tenía aplicada en su forma de ser eso de ser visionarios. Su música lo fue, por cierto; su look, homenajeado hasta hoy. Y me resultan intrigantes esas vidas tan especiales de algunos artistas, creo que parte fue mérito de sus publicistas, pero sin talento no habría permanecido, menos sobresalido tanto. La publicidad también le ha sacado el jugo a sus temas, poniéndolos en comerciales de retail, acompañados de frases como: tú eres especial, no dejes que decidan por ti... divertido, por decir lo menos, pero en fin. Él hizo lo suyo. Pero en realidad, lo que más destaco de él es que "vivió" eso. Eso que buscamos y no entendemos. Lo plasmó en sus canciones, como "Modern Love", donde habla del Amor de Dios y el hombre. ¿Y su rostro pintado con ese rayo? Sublime. Sus ojos de distinto color, eso ya es cósmico. Sus ritmos inspirados en Little Richard, por ejemplo. Sin copiar tendencias, ni modas, con ropas que aún hoy veo en tiendas, colores imposibles de usar en ese tiempo, mezclado con elegancia, hasta cierta seriedad... algo así como que un ejecutivo se decidiera a cantar. Entonces, ¿qué es eso sino vivir? Y la música-terapia, tiene infinidad de opciones para ser usada.... está ahí a nuestro alcance. No me queda más que hacerles la recomendación final. ¿Y si dejamos de mirar para el lado y sacamos al David Bowie que llevamos dentro? ¡Eso! ¡Vamos que se puede!