Una travesía en el "Esperanza" de Greenpeace
Voluntaria relata su viaje a bordo del barco del organismo, con el fin de documentar e investigar la sobreexplotación que existen en los océanos.
Era la primera vez que Macarena Roa se embarcaba en un viaje tan importante, por lo que la emoción era inmensa. Especialmente, porque esta travesía la coordinó una de las organizaciones medioambientales más famosas del mundo: Greenpeace.
Oriunda de la ciudad de Angol, pero voluntaria del equipo de Concepción, esta abogada empezó su viaje en el barco "Esperanza" desde Montevideo, recorriendo el mar argentino, altamar y desembarcando en Buenos Aires. Todo comenzó el pasado 29 de octubre, en donde casi no pisó tierra por un mes.
Hace ya 11 años que Macarena es voluntaria de Greenpeace, por lo que esta oportunidad no la dejó pasar. Tras postular, tuvo la suerte de quedar en la tripulación como ayudante de cocina. "La verdad es que es un sueño para cualquier integrante de esta organización subirse a estos barcos que recorren el mundo con fines de investigación. Yo solo fui como asistente de cocina, por lo que no necesité una especialización marítima para entrar, más que mis ganas de viajar", cuenta.
Acompañada de tripulantes de casi todo el mundo (incluido latinos), la voluntaria confiesa que fue una experiencia que la marcará para toda su vida. "Al principio fue complicado irme ya que recién estaba empezando toda la crisis en Chile, pero al final decidí ir porque finalmente uno va para ayudar al planeta", sostiene.
Salvar a los océanos
Como cuenta la joven voluntaria, hace un tiempo Greenpeace inició una campaña para que el 2030 el 30% de los océanos esté protegido, ya que representan el 40% de la superficie del planeta. "Es una zona que está muy sobreexplotada, vienen barcos desde muy lejos a pescar, algunos incluso apagan su radar e ingresan la zona económica exclusiva de cada país a pescar", comenta la abogada.
Todo este viaje fue con el objetivo de realizar investigaciones y documentar las problemáticas que afectan a los distintos mares. Esto con el fin de juntar toda la información para llevarla a Nueva York y presentarla ante Naciones Unidas (ONU), ya que la tercera semana de marzo de 2020 se realizará una reunión en donde se determinará el tratado global respecto a los mares.
Sobreexplotación
Durante todo este viaje, Macarena Roa confiesa que una de las cosas que más la impactó fue la cantidad de barcos que vieron en altamar. "Nunca te vas a imaginar que en medio de la nada te encuentres tal cantidad de naves, fue impresionante de ver".
Esto ocurrió el mar cerca de la Patagonia argentina, donde hay una zona denominada "agujero azul". Este lugar es similar en muchas partes del mundo y tiene la característica de que, por su temperatura, ubicación, entre otros aspectos, es perfecto para la reproducción de especies marinas. "Por eso estos buques aprovechan de pescar absolutamente todo, y por lo mismo todos van ahí, si no me equivoco eran 15 buques aproximadamente, varios coreanos y chinos", sostiene.
Otra situación preocupante que alertó a la tripulación del "Esperanza" es que varios de estos barcos llevaban no meses, sino que años pescando. "Nos contaban que mientras más aguantaban en altamar, más les pagaban. Al escuchar eso uno pone en duda si se estarán respetando los derechos laborales", asevera.
Dentro de todas las anécdotas, la voluntaria de Greenpeace espera que todo este viaje valga la pena. "No es que estemos en contra de la pesca, pero si es necesario que no se abuse de esto y hacerlo de una manera más sustentable", subraya.