Manuel Muñoz González
Salen de sus paraderos, pero con la incertidumbre de no saber con qué se van a encontrar una vez que lleguen a las zonas más conflictivas por estos días: las calles del centro de Concepción. Es la inseguridad con que andan los cientos de conductores de micros que circulan por el corazón de la ciudad, y que tienen a muchos trabajando a media máquina, por menos tiempo y por consiguiente, viendo afectado su bolsillo ante la baja de pasajeros.
"Cada uno debe buscar alternativas de paso para seguir con el recorrido, sorteando barricadas, saqueos, turbas, vehículos policiales en las calles, y hasta yendo contra el tránsito en algunos casos, lo que pone en riesgo sin duda el trabajo de los conductores, a los usuarios y pone en franco riesgo las herramientas de trabajo de los conductores", comentó Milton Herrera, presidente del sindicato de conductores de Ruta Las Playas y conductor de una de las máquinas.
"Un día, regresando a Penco, por Los Carrera a la altura de Orompello, vi que en la rotonda había una barricada. Giré por Orompello para llegar a Maipú, pero en la esquina de Maipú con Paicaví también habían barricadas, así que tuve que volver contra el tránsito por Maipú, y luego contra el tránsito por Orompello hacia Bulnes", repasó.
Visión similar expresó Andrés Jara, conductor de la línea Vía Láctea, cuyo recorrido une Talcahuano con Chiguayante, y que la ha sufrido con el paso por el centro de Conce a la hora de las protestas.
"Los principales problemas que tenemos es tener que desviarnos de nuestros recorridos, conducir en medio de gases lacrimógenos, con el miedo de pasar por una manifestación y que nos apedreen. A colegas ya los han asaltado, se han subido y quitado el dinero de la caja, a otro le rompieron los espejos por bajarse a calmar la situación. No nos sentimos seguros trabajando", expuso el joven, quien lleva cuatro años detrás del volante, y para quien ésta ha sido una de las experiencias más fuertes.
quién paga
A raíz de las mismas problemáticas, ambos conductores expresaron su preocupación ante un eventual hecho que pudiera ocurrir al desviar sus recorridos. "Qué pasa si ocurre un accidente, hay algún herido, y ese desvío no fue autorizado por la autoridad. Corremos el riesgo de que los seguros no cubran los efectos, tendremos problemas en ese sentido", recalcó Andrés, añadiendo otro efecto de la actual situación: la baja en sus entradas monetarias. "Hemos tenido menos ingresos, porque hay menos pasajeros, por lo mismo, debemos dejar de trabajar más temprano", se lamentó.
Y los atrasos en la llegada a sus paradas por la interrupción en sus trayectos, igual es tema. "Tenemos que cumplir con las frecuencias, y cuando uno se atrasa nos cobran esos minutos, siempre ha sido así. Pero creo que ahora debería haber un poco más de flexibilidad en ese sentido", expresa el conductor de la Vía Láctea, detallando parte de los dramas "invisibles" al usuario, pero directos para ellos.
"A colega los han asaltado en medio de las barricadas. No nos sentimos seguros trabajando".
Andrés Jara, conductor.