Angélica Vásquez V.
No ha sido fácil abstraerse, no creo que sea sano hacerlo. Esta revolución social tocó nuestra fibra más guardadita, la que teníamos controlada... al menos eso se creía. Ahora me parece que esa fibra estaba sólo anulada, pero viva. ¿Qué dicen maestros y guías de esos iluminados y conectados? ¡Qué bueno! Era lo que necesitabas para sacarte esa modorra. Y la verdad es que es así. La sacudida está en su primera etapa. Superado el shock, viene el cuestionamiento, rabia, molestia, resentimiento... ya, listo, que salga también. Hace unos días hice un video que subí a mis redes. Ofrezco charlas, actividades de meditación gratis a cualquier lugar o agrupación que necesite. Ofrezco la plataforma de la radio para que publiciten por trueque (honroso mágico trueque, palabra mapuche por cierto). Y bueno, la contención la doy y la recibo. Es muy necesaria, en el fondo ofrecí eso. Tengo mucho cuidado con cada palabra que emito. Por mí, por supuesto, porque no quiero fugas de energía. Pero creo que todos coincidimos en que no estábamos tan felices, no iba todo tan bien. Me han escrito por publicidad, pero no por la actividad de meditación, relajación y demás. Eso también es un indicativo. Y no se pueden hacer las cosas fragmentadas, van enlazadas... prosperar, jugar las cartas, nuevo marketing, todo está súper. Pero ¿y la ducha interna? ¿La que aquieta, serena, aclara, despierta y capacita para caminar sin miedo hasta llegar a amar nuestra incertidumbre? Eso no puede quedar solo ahí. Y de energía, o se crea o se destruye, eso lo tengo muy claro. El doctorado de mi historial familiar me sirvió. No le bajen el perfil a la salud mental, no le bajen el perfil a su sentir, a su dolor, sometimiento, confusión y crecimiento. No le bajen el perfil a su poder. Se deben tomar todas las áreas, de otra manera no resultará. Han escuchado a todos, pero ¿se han escuchado ustedes? Ahora es cuando. Es simple, si algo no te resuena, no lo tomes.