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Padre Berríos: "Este no es un país pobre, es un país desigual"

El conocido sacerdote analiza el gran descontento que gatilló el movimiento social en Chile, advirtiendo además los peligros que el actual sistema genera . Critica a los políticos, los que, agrega, "han terminado viviendo en una burbuja".
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Ricardo Muñoz E.

En la radio vieja que se encuentra en la salita que hace de living, ahí en una vivienda precaria en la que vive el padre Felipe Berríos en el Campamento Luz Divina VI de La Chimba en Antofagasta, se escucha "Volver a los 17" de Violeta Parra. Mientras sirve té y unas galletas Tritón, cuenta que la gente de este asentamiento se mantiene pendiente de la crisis social y política que estalló en el país y que hoy continúa.

El jesuita reflexiona y lo primero que comenta es que hoy nadie está ajeno a la situación que vive Chile. "El país fue creciendo y al principio estábamos preocupados de bajar el 40% de la pobreza y teníamos algo básico. Superamos eso, entonces afloró todo el conflicto del Estado con los mapuches, el matrimonio homosexual, otros temas que no es que antes no existían, pero que estaban en segundo plano".

Agrega que "una vez conversado esos temas, como que hay otro escalón más, aflora el malestar que la gente está sintiendo. Como que no tiene sentido lo que estamos viviendo: uno vive para pagar deudas, no te alcanza el salario al final del mes, la sensación de que abusan, que te suben los precios no equivalente a cómo suben los salarios... Yo diría que lo peor es el trato, la sensación de que fueras de segunda clase".

Curiosamente, el sacerdote apunta a que este despertar viene de la mano con el fenómeno en el que se ha convertido la figura del conocido astrónomo José Maza: "Andábamos todos como a la dormida, agachados, trabajando cada uno en lo suyo y de repente este científico llenó los estadios en distintas ciudades y nos hizo mirar las estrellas y darnos cuenta que en el mundo no todo es puro trabajo o plata, sino que otras cosas. Por algo este gallo hacía lo que ningún político hacía, llenar los estadios con gente sencilla, gente llena de deudas... la gente quiere mirar las estrellas, quiere más cultura, arte, poesía... hay más reflexión. A nosotros se nos olvidó que no hay nada más revolucionario que leer, que mirar las estrellas, que hacer ciencia y arte. Una de las cosas de mirar en menos a la gente es suprimirle el arte y la cultura...".

Acerca del grupo socioeconómico que ha liderado este movimiento, Berríos sostiene que "no han sido ni los pobres ni la clase alta los que han hecho esto y además es la que más ha sufrido esta falta de cultura, por estas deudas... que están aterrados porque si les enferma alguien de la familia o tienen un accidente y caen en la pobreza o les nace otro hijo y se les desequilibra el presupuesto. En el fondo, hemos creado una cultura en la que a ti te miden por lo que tú produces o por lo que consumes. Entonces cuando hay una persona que no produce y que es puro gasto como un anciano o enfermo o un niño del Sename, la sociedad no lo toma en cuenta y eso es caer de fondo. Una cosa es subir las pensiones, pero tenemos que cambiar la mirada y no medirnos por lo que uno produce. Esta es una cultura enfocada en que vale la persona que tiene una tarjeta de crédito, que puede consumir".

Conflicto

Al ser consultado por la imagen positiva del país en el exterior y los cuestionamientos existentes al interior, plantea que "lo que pasa es una cuestión contradictoria, porque ciertamente somos los más ricos de Latinoamérica, subiendo los niveles en educación y medicina, pero primero para algunos. Y segundo, porque justamente estamos en otro nivel en donde uno dice ¿y por qué tenemos esto pa' todos? ¿por qué no repartimos mejor la cosa? ¿Y por qué la salud no es un derecho? O sea, otros países están todavía en el primer escalón en el que están luchando por lo básico, pero planteamos preguntas que son válidas de hacer porque este no es un país pobre, es un país desigual".

Apunta que ante la actual situación el gobierno ha estado desconcertado. "Creo que al principio no supo leer para nada lo que estaba pasando y poco a poco ha ido comenzado a leerlo, pero más lento que los hechos. Le ha faltado más rapidez en leer... y yo sé que no es fácil. Tampoco supe leer demasiado esto que venía, o sea, muchos dijimos que esto podía reventar pero nunca previmos que iba a ser de esta manera. Al Gobierno le ha faltado capacidad de reacción".

Sobre las medidas anunciadas por el Presidente, Berríos las calificó de buenas, pero tardías. "No basta con medidas económicas, sino que además de eso, porque hay cosas urgentes como las pensiones, hay que cambiar las reglas del juego y tenemos que ponernos todos de acuerdo".

"La gente quiere que se le escuche y quiere un Presidente que diga: Sabes qué más, estamos más ricos pero no más felices. Conversemos, qué sociedad queremos. Porque detrás de esas medidas concretas había un malestar más profundo y ese malestar más profundo es que algunos tienen privilegios en la justicia, algunos se enriquecen más que los otros, algunos son los que tienen influencia en la sociedad".

Al reflexionar sobre los actuales sueldos de los parlamentarios, comienza señalando que "es un tema complejo. Antiguamente, los parlamentarios recibían menos sueldo, pero todos venían de familias con plata. Entonces, podían dedicarse a la política. Por eso es importante que la política la financie el Estado y es importante si es una persona que no tiene plata, si es hija de obrero, que tú le puedas financiar no sólo su sueldo, sino que todo su equipo de trabajo. No sacas nada con pagarle 300 lucas si el gallo no puede tener una oficina para trabajar. Hay que hacer leyes, hay que viajar".

Añade que "el aumento de la dieta de los parlamentarios ha ido a la par en que se ha democratizado más el sistema. El diputado René Alinco (ex obrero de la construcción) nunca antes podría haber sido diputado en Chile. Eso es una cosa".

"Otra cosa es que se ha perdido el servicio público como tal, como servicio y entonces, creo que se han exagerado los sueldos y los privilegios, porque son demasiado altos y entonces la gente se chorea, pues si el 50% de los chilenos gana menos de 400 lucas y hay otros que están ganando 10 millones de pesos y con asignaciones, entonces da rabia. Hay que hacer una reforma sustancial para ver que el servicio público es un servicio y no para hacer negocios", dice.

"Hay que financiar a los congresistas, pero que sea algo proporcional, que sea lo que gane un profesor...pero ellos ganan lo de un gerente y eso hace que se alejen de la realidad", cierra.