Cambian paneles de madera por metales sobre las vitrinas
Son pocos los encargados de establecimientos comerciales y de servicios que aún mantienen las vitrinas de vidrio sin protección en el centro penquista. Del cristal, las terminaciones mutaron en madera, para ser reemplazadas, en varios lugares, por metal para evitar incendios y desmanes.
Úrzula Briceño, jefa de Operaciones de Banco Condell, ubicado en Barros Arana, el cual está tapizado en planchas metálicas, contó que hasta el lunes tenían planchas OSB. No obstante, el tener marchas a diario por su frontis les hizo tomar decisiones más seguras, a pesar de no haber sufrido ningún tipo de eventualidad, más que un vidrio quebrado.
"Teníamos las de madera, pero las estaban quemando, así que decidimos cambiarlas por unas más seguras. No las vamos a sacar hasta que todo esté tranquilo", explicó. Agregó que si bien están "blindados", "estamos atendiendo de forma normal, hasta las 14:00 horas".
Por su parte, la Galería Irazabal, distante a metros de la Plaza Independencia, detalló que la mañana del lunes decidieron reforzar la reja de la entrada. "Queríamos que todo el fin de semana estuviera todo protegido. Las noches han sido complicadas según cuentan las personas que cuidan el lugar. En la mañana está pasado a bomba lacrimógena, no se puede respirar", contó Hugo Vera Alarcón, trabajador del lugar, quien indicó que durante las manifestaciones, afortunadamente, no han sido víctimas de actos vandálicos. De todas maneras, dijo que "vamos a quedarnos con la madera. Está anclada con pernos. No es para sacarla mañana ni pasado, sino que hasta cuando termine este asunto".
Medida necesaria
Andrés Zavala ha debido realizar trámites en el centro. Para él "está bien que se blinden los locales y bancos en Concepción hasta que no se vuelva a la normalidad. Hasta que no haya más violencia, los locales deben resguardarse para no sufrir pérdidas, sobre todo aquellos que no están resguardados. Y por otra parte, a todos nos gustaría que esto pase, pero no sucede y por lo pronto, los negocios tienen que tomar resguardos".
Mientras que Esteban Quintana, que hacía fila en un cajero, indicó que "uno se siente un poco perseguido haciendo sus trámites, porque está todo con doble de seguridad. O sea, te sientes seguro, pero te sientes observado. No hay tiempo para hacer las cosas tranquilo".
Por su parte, Rosa García manifestó que "da un poco de miedo hacer trámites en el centro. Hay que venir súper temprano a hacerlos, porque al ver los locales así o bancos, da la sensación de que pasará algo y quedaremos encerrados. Da claustrofobia".