Secciones

Angélica Vásquez V.

E-mail Compartir

Ya casi no veo TV, no sé, estoy en otra. Es que los viajes internos son HD entonces no hay comparación... excepto por el otro día en la noche. Así, sin querer, pesqué una película que me llamó la atención por la escena algo antigua y, cuando golpeaban a un hombre en el suelo, aparece él. Clint Eastwood. Y lo defiende. Quedé maravillada. Y de pronto sentí nuestra vida como un western y que todos llevamos a un Eastwood dentro. Lo uso como metáfora, se entiende ¿verdad? Actitud zen, hablando sólo cuatro palabras como mucho, seguro, preciso, mirada fija en el objetivo, ropa con estilo (se ve tan bien siempre), actuando e interviniendo sólo en las ocasiones en que es realmente necesario. Claro, ese Clint es una versión de nosotros, opacada y confundida con la bulla, superficialidad, doble estándar, open mind de cartón, miedo y más miedo que rebalsa nuestras energías, regalada de esa forma por la ilusión que nos venden, el "yo necesito", el competidor vacío, la cáscara del ego y toda esa pescá que aunque digamos que no, anda por ahí moviéndose. Los que golpean al hombre son nuestros "yo" falsos y Eastwood es nuestra versión mejorada. Tema aparte fue conversarlo y escuchar admiración infinita a su actuación, tanto así que me dijeron: ¡Con Clint Eastwood no te metas! Fue risa instantánea, sabíamos que con él no se puede, estamos fritos, no hay escapatoria. Entonces, he ahí el punto de fondo, nuestra esencia no nos miente, no podemos engañarla, no podemos mentirle. Esto es más que hacerse la bacana, es recordar que somos almas y contamos con herramientas poderosas, nos están guiando, nos están dando de todo, también nos machacan por cierto, pero todo suma, después de todo las cicatrices son necesarias, sacudirse el polvo, saber cuándo retirarse, desaparecer de algunos lugares y encontrarse con uno misma. ¿Qué más? ¡Vivir! ¡Aquí y Ahora! (y con un sombrero vaquero, oh yeah!).


No te metas con Clint Eastwood