Pablo Martínez Tizka
Educar sobre los efectos de la contaminación acústica en los peces y crustáceos fue el motivo de la visita que dos biólogas marinas de la Universidad Católica de la Santísima Concepción realizaron a los colegios Juan Bosco de San Pedro y Alborada de Penco. La actividad se enmarcó en la iniciativa "Científicas a las aulas", realizada por el Programa Explora de Conicyt y, en esta oportunidad, los estudiantes de séptimo básico fueron los beneficiados.
Paula Ruiz, una de las biólogas marinas, explicó que "llevé una especie de juego para que los estudiantes entendieran cuáles son los sonidos biológicos que emiten los peces, los mamíferos marinos y los crustáceos para, posteriormente, comprender los sonidos antropogénicos (que emite el hombre), sea por motivos de comercio, de exploraciones petroleras, entre otros".
La especialista añadió que los efectos del ruido en los animales marinos conlleva consecuencias importantes. "Afectan su fisiología, su alimentación y su reproducción. Les pregunté a los alumnos cómo se sentirían si tuvieran ruido todo el tiempo y no pudieran realizar ninguna actividad. Me respondieron que estarían estresados y no realizarían sus tareas cotidianas. Por eso es importante cuidar el mar".
Por su parte, Elba Avilés se encargó de mostrar cómo se comunican los animales en el océano, tomando en cuenta que la velocidad del sonido es mayor en el agua que en el aire. "Explicamos a los estudiantes que los animales necesitan el sonido y que la contaminación acústica les genera muchos daños", señaló.
La profesional añadió que "estudios han comprobado que cuando hay ballenas que varan en las playas, a través de la necropsia se evidencia que tienen órganos reventados, como sus tímpanos".
La actividad, parte también del programa "Mil científicos, mil aulas", busca visibilizar el aporte al conocimiento que las mujeres realizan en la región del Biobío.