Angélica Vásquez V.
Tantos años, tantas zancadillas, tantos sabotajes, ¿por qué eres así? Se lo pregunto al ser humano lindo, que se esmera con tanta dedicación en tratarse mal. Obvio que también tengo mucho que decir al respecto, partiendo por lo que yo pensaba de mí. Pero luego ¡badabum! ya es septiembre de 2019. ¿Qué has hecho por ti este año? Se los pido, no esperen a una nueva Navidad, no esperen a conmoverse con una publicidad, ni compartiendo imágenes de niños víctimas de las guerras. Lo vuelvo a preguntar ¿qué has hecho por ti este año? Si me dices que has dejado de maltratarte, que le tomaste el gustito a la confianza, que honraste tu esencia con bombos y platillos... me haces feliz, no porque seas el encargado de mi felicidad, sino porque pucha que es lindo hacer eso ¿sí o no? Si reviso todas mis columnas, es fácil reconocer ciertas ideas a las que les doy vuelta casi siempre. Pero me agrada hacerlo, aquí no hay molinos de vientos que se conviertan en enemigos. Porque fuimos tan duros con nosotros sólo queda utilizar el trabajo de celebrar nuestros logros y colgar el cinturón maltratador indispensable en esta era. Esta era que nos toma por sorpresa, aunque nos preparemos con tutti, nos dice un mensaje claro a cada rato: ¡Vivan! En nuestro Concepción por ejemplo ya con un septiembre de muchos días feriados, de trajes de huasita (o chinita) cada vez más bellos, de calcetas con vuelitos, pero también de muchas sombras y ruidos por edificios inmensos en pleno centro, más desempleo y alergias… sólo queda utilizar el poder infinito ¡porque lo es! De sustancia más noble que se nos da a cada rato. ¿Seguimos? ¡Seguimos! Y como siempre digo, deje de compararse, honre su sello y ¡¡Viva!! Tiquitiquití…