Secciones

La profe que saca a los niños de la sala para que aprendan más

Araceli Cuevas adaptó el currículum académico al contexto rural de la escuela Plegarias, en Curanilahue. Los niños mejoraron sus notas y se interesaron más en las asignaturas.
E-mail Compartir

Alfonso Levet G.

A unos seis kilómetros del área urbana de Curanilahue, donde antaño se ubicaba un campamento minero, la profesora Araceli Cuevas busca cambiar la vida de los niños de la Escuela Plegarias.

Clases al aire libre, jugar, viajar, escuchar música y trabajar en un huerto escolar, son algunas de las cosas que los niños hacen con una habitualidad mayor a la de una escuela tradicional. Pero el camino fue largo para llegar allí.

Hace casi exactos 10 años, en septiembre de 2009, la docente llegó a la escuela local para hacer un reemplazo que duró un año y medio, tras lo cual decidió quedarse.

"La profesora que tenía la escuela se jubiló y me quedé trabajando aquí", relata Araceli al teléfono, desde uno de los puntos del sector en los que hay buena señal de celular.

A medida que fue conociendo a los niños se dio cuenta de que éstos no aprendían realmente, sino que simplemente repetían la materia sin necesariamente comprenderla.

Diagnóstico y solución

"Teníamos el problema de que los chicos no pescan, que es lo que le pasa a todos los profes", comenta, al recordar cómo fue desarrollando el modelo que cambió los resultados académicos de los niños.

"En 2010 vinieron de Prodesal, de Curanilahue, y construyeron un invernadero. Después eso quedó, la estructura, y empezamos con un taller de huerto y lombricultura. Entonces nos dimos cuenta de que los chicos estaban más atentos, y les interesaba más lo que se les enseñaba", relata.

La educadora, única docente permanente del establecimiento, cuenta que "al principio hubo mucho ensayo-error, al probar nuevas metodologías".

Hoy en día, por ejemplo, "la resolución de problemas matemáticos tienen que ver con el cálculo de hortalizas que se podrían vender en la feria, o con las proporciones para poder fertilizar las plantas, ellos hacen la operatoria", explica.

Su propia experiencia

"Soy de un sector campesino, de la zona y estudié en una escuela parecida", detalló la maestra, que hizo un postítulo en la Universidad de Concepción y actualmente cursa un magíster en la Universidad Andrés Bello. Nunca vio opciones de trabajar en otras latitudes, dice, "siempre tuve la idea de quedarme en la zona, y ayudar a mi gente".

El establecimiento educacional en Plegarias tiene 100% de vulnerabilidad, y la mitad de los alumnos tienen necesidades educativas especiales.

"Nuestro sello es el cuidado del ambiente. Todo funciona en torno a esa temática", complementa, pero también hay bastante trabajo de aula.

La escuela G-770 no sólo es rural, sino también multigrado unidocente, o sea que Araceli hace todas las asignaturas, a los 11 alumnos que completan la matrícula, aunque el equipo lo completan trabajadoras de Prodesal, una profesora de inglés y otra de integración.

"Es una relación muy cercana, como de una familia", confidencia, así que cuando un niño debe continuar sus estudios en Curanilahue, es difícil.

Entre los próximos viajes, los alumnos planean ir a un puerto y a la escuela Los Cruceros. "Queda en la cordillera de Nahuelbuta y tienen un telescopio".

Para la profesora, el trabajo que ha realizado, con tareas lejanas a la metodología tradicional, es replicable, con adaptaciones.

"A lo mejor en otro lado no van a poder hacer un huerto, pero sí creo que la clave para mejorar los resultados académicos es hacer una gestión del currículum de acuerdo al contexto", detalló.

"La clave para mejorar es hacer una gestión del currículum de acuerdo al contexto"

Araceli Cuevas,, profesora