Alfonso Levet G.

Ayudada por parientes, amigos y compañeros de trabajo, Evelyn Luarte y su familia trabajaron afanosamente en su vivienda de calle Las Dalias, en villa Cruz del Sur, para restaurarla o, al menos, dejarla habitable.

"Nos fuimos a la casa de mis suegros porque tengo dos niños, afortunadamente cuando pasó esto ellos no estaban, porque estaba en el colegio", contó la mujer, mientras sus familiares y colegas del Duoc, donde trabaja, colaboraban en sacar material dañado del techo, a la vez que lo reponían por nuevo.

En su casa, tal como ella misma mostró, se quebraron todos los vidrios y sus respectivas ventanas quedaron descuadradas tras el paso del tornado, "sólo se salvó una ventana de la cocina y otra del living, pero las ventanas de detrás también se rompieron".

En el patio, un limonero resultó desraizado, aunque no llegó a dañar la estructura de la casa.

Luarte, que vive hace varios años en el sector, agradeció los patrullajes de Carabineros y personal de la Armada durante las noches. "Como no hay electricidad esto queda completamente a oscuras, así que se agradece el resguardo, aunque igual mi marido se quedó cuidando la casa en la noche", dijo.

Con la bandera arriba

A pocos metros de allí, pero por calle Juan Guillermo Sosa, la familia de Héctor Alarcón y Sonia Achurra llegó en pleno a ayudar con las labores de limpieza y reconstrucción de la casa que, por cerca de 40 años, ha albergado a la familia.

La tarde del domingo los daños, al menos por fuera, ya casi no se notaban, pero no porque no los hubo, sino porque todos se organizaron rápidamente para ir en ayuda del matrimonio.

"Esto es todo autoconstrucción, entre todos vamos a salir adelante", comentó uno de los familiares, mientras se reunían en el antejardín, junto a una bandera chilena que colgaron en el frontis de la casa, para mostrar la fuerza con que, aseguraron, se van a volver a poner de pie, una vez más.

Brisas del sol

A dos kilómetros de la villa Cruz del Sur, en Brisas del Sol, Natalia Seguel vivió el tornado en pleno posnatal, y ayer ya se preparaba para retomar sus rutinas, "aquí es como que hubiese acabo de mundo, pero en el resto de Concepción, por lo que me han contado, las clases siguen normal y todo sigue normal en general".

Aunque como familia no se han propuesto un plazo para reconstruir la casa, y hasta ayer ni siquiera se habían podido comunicar con la empresa aseguradora, Natalia y su marido consideraron que lo mejor para sus hijos, es retomar sus actividades normales cuanto antes.

"Creemos que es bueno para los niños que retomen la rutina normal y que sigan con la normalidad de sus días, mientras los adultos nos preocupemos de la reparación de las casas, y todo lo que eso significa", planteó la mamá de dos escolares.

Los niños, además de una guagua, tienen 5 y 8 años, y tras el desorden que dejó el tornado, se fueron a dormir a la casa de sus tíos, pero anoche volvieron a casa, para poder retomar las clases.

En el mismo sector, María Eliana Fernández vio acercarse el tornado, y alcanzó a refugiarse en un baño junto a su hijo de dos años y cinco meses. "Había salido de la casa, pero me dio miedo, porque sentí un viento fuerte y un ruido raro, así que me quedé dentro de la casa mirando por la ventana", relató.

La casa de María Eliana luce completamente agrietada y con las ventanas rotas, incluso su vehículo sufrió con los embates del tornado.

Según confidenció la residente que "lo que más uno siente es que nos discriminan en redes sociales, porque dicen que somos supuestamente "ABC1", pero la verdad es que todos somos personas trabajadoras".

Aseguró que "no hemos tenido tiempo para salir, así que no sabemos cuánto vamos a gastar en la reparación, pero debe ser bastante. Por ahora, estamos de allegados en otra casa".

"Es bueno para los niños que retomen la rutina y que los adultos nos preocupemos de la reparación"

Natalia Seguel,, vecina de Brisas del Sol

3 días sin suministro eléctrico cumplen hoy las familias de los sectores afectados.

2 kilómetros separan a Cruz del Sur y Brisas del Sol, pasando por avenida Jaime Repullo.