Tragamos saliva, alimentos y líquidos todos los días de nuestra vida. Por lo tanto, resulta relevante conocer acerca de este proceso y cómo se modifica en la medida que envejecemos o cuando presentamos algunas enfermedades de base.

El proceso mediante el cual nos alimentamos se llama "deglución" o más comúnmente llamado "tragar". Nuestro cuerpo se nutre e hidrata a través de este mecanismo, que incluye la masticación, la cual requiere saliva y músculos fuertes para triturar los alimentos y hacer un bolo alimenticio agradable al tragar. Para esto la lengua ocupa un rol protagónico, así como también el reflejo de la deglución y la protección de la vía aérea.

Durante el envejecimiento aparecen dificultades para realizar lo expuesto, en casos más avanzados o en usuarios con antecedentes neurológicos (cerebrales) también aparecen los "atoros". A continuación se exponen algunas sugerencias:

Durante la alimentación: Es importante estar atento, masticar con calma, tragar varias veces el alimento, masticar porciones acordes al tamaño de la boca y ayudarse con líquidos para arrastrar alimentos muy secos.

Alimentos que podrían generar dificultades: Los líquidos en grandes cantidades tienden a generar más "atoros", los alimentos con dobles consistencias como el arroz con leche, los pegajosos como la miel, los que se transforman en líquido como la jalea o el helado, los duros como los frutos secos, los graneados como el arroz, y los secos como las galletas generan más dificultades al tragar. En caso de dificultad con alguno de ellos, se sugiere evitarlos.

En caso de "atoro": Es importante toser con fuerza y no dar agua. También es importante identificar el alimento que generó el atoro y acudir a un profesional.

Profesional idóneo: En caso de tener dificultades es importante acudir a un fonoaudiólogo, quien se encargará de evaluar, diagnosticar y rehabilitar el trastorno de la deglución.

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