Secciones

Angélica Vásquez V.

E-mail Compartir

Recuerdo que cuando me enteré de la partida de la vocalista de Cranberries en 2018, lloré, sentí pena, no sé, fue como a una amiga que no hubiera podido ayudar, sentí compasión por ella, por todos en realidad. Luego me enteré que ella contó que jamás pudo liberarse de la sensación de vergüenza que la acompañaba, y me puse a pensar en lo común y corriente de caminar con esa sensación. En su caso fue debido a abusos que sufrió de niña, en otros diría que son características casi heredables, por supuesto de personas que se han formado en ambientes que los respaldaron poco y nada. Es verdad lo que dicen: de niños podemos armar castillos maravillosos llenos de magia y también aprender obedientemente que no valemos nada. Nos lo dicen o lo sentimos, al final es lo mismo. En terapia lo veo como testimonio constante. Pero específicamente la "vergüenza" produce un fenómeno bastante particular. Es encogimiento, ninguneo, sensación de ocultarse o no mostrarse mucho, es sentirnos pequeños, poco dignos, afecta hasta nuestra postura, hombros caídos, mirada tímida. Esa gran falta de Amor que se hereda necesita ser trabajada, de otra manera no podrá dar frutos. Ser trabajada es reconocerla, aceptarla, amarla y transformarla y ahí está la alquimia "Transformar mediante la Energía del Amor", la bella Dolores (su nombre dice mucho de su Kharma), lo hizo a su manera, de la mejor forma que pudo. Crear música, expresarse, cantar, eso la mantuvo a salvo mucho tiempo. Después entendí y sentí que ella quería marcharse, quemó todos los cartuchos y eso me encantó. Sip, porque de cierta manera elegimos cuándo partir. Somos creadores de tanto, sólo que lo olvidamos... pero no será por mucho tiempo, superar la vergüenza es un tremendo avance. Un gran abrazo para ti, Dolores, un gran abrazo para los que iniciaron el camino, un gran abrazo para los que aún miran el suelo. Sólo recuerden: no fue culpa suya, no es necesario llevar ya esas mochilas.


La vergüenza y Dolores O'Riordan