Sepa cómo se celebraba en Conce la Semana Santa hace medio siglo
Ex sacristán Leonardo Durán, quien trabajó 40 años en la Catedral, rememora cómo eran estos días.
Se hacían pocas las sillas y, repletas las 60 bancas de la Catedral penquista, los feligreses seguían las misas de Semana Santa de pie. Era la década del '60 y Leonardo Durán se iniciaba como acólito, y luego como sacristán, en el principal templo católico penquista, oficio en el que siguió hasta 2011, cuando se jubiló.
"En ese tiempo las misas todavía eran en latín, así que las ornamentaciones, las funciones litúrgicas que habían, eran tremendamente tradicionalistas, así que la gente se entendía con el monaguillo; no había misas en español", cuenta.
Durán, a sus 73 años, y por pura devoción, sigue yendo a la Catedral, para ayudar en lo que haga falta a su sucesor en el cargo. "Ahora soy el segundo al mando", bromea.
Liturgia en latín
"Había libritos que venían en latín y en castellano, pero la gente casi no tenía participación de la misa, entonces Juan XXIII cambió todo, para que en todo el mundo supiera, en su propio idioma, de qué se trataba la misa, pero eso empezó recién en 1962, con el Concilio Vaticano II", rememora Durán con lujo de detalles.
Hijo también de un sacristán y hermano de un acólito, trabajó en el Arzobispado hasta 1972, cuando comenzó a ser el sacristán de la Catedral.
Los recuerdos de la Semana Santa de antaño son numerosos: "Venía mucha gente que no era católica también, sobre todo en estas fechas, por ver los coros, la ceremonia, que era muy bonita".
Según cuenta, eran celebraciones con mucha pompa, "el arzobispo se vestía en el altar, y tanto las ropas como los ornamentos se compraban afuera, así que eran de lujo. En Chile no habían fábricas de ornamentos".
Las tradiciones mas ceremoniosas, cuenta el sacristán, venían del Concilio de Trento (1545), "y en Chile la presencia evangélica era todavía baja en la primera mitad del Siglo XX; además, predominaba el catolicismo".
La Semana Santa de antaño era más rigurosa en relación a las abstinencias. "Todos los domingos de la cuaresma eran de ayuno, sin carne, eso era rígido".
La gente ayunaba y seguía las órdenes de la iglesia. "Con el Concilio cambió un poco eso, pero la gente ha mantenido lo del pescado, pero la verdad es que no es una obligación, la gente puede hacerse un plato modesto; no es necesario comer mariscos".
Cuatro misas al día
"Las ceremonias comenzaban con el Domingo de Ramos, la entrada de Cristo a Jerusalén"; había cuatro misas, a las 7.00, 10.00, 11.00 y 12.00, "y todas a tablero vuelto, estaba lleno, lleno".
Antes, además, los sacerdotes vestían hábito todo el día. "El hábito no hace al monje, pero eso infundía un respeto profundo y era distinto", sostiene Leonardo Durán.
Celebración masiva
El ex sacristán asegura que en los años '70 se comenzó a notar una baja sucesiva de la asistencia a las misas década tras década. "Antes eran muy pocas las familias que tenían autos. Hoy en día cualquiera tiene, aunque yo no, entonces la gente se toma la Semana Santa simplemente como vacaciones, y lo que se llena son los terminales y los aeropuertos", reflexiona.
De acuerdo al colaborador, las festividades especiales, eso sí, mantienen una buena asistencia.
"La gente ha ido cambiando y se ha ido adaptando, ya no va a misa todos los domingos", comenta Durán, quien afirma que antes se veía a muchos intelectuales en la iglesia "y había buenos predicadores también. Se seguía la prédica y no volaba una mosca".
La Catedral de Concepción repleta hace unas 3 mil personas, y antiguamente se sumaban sillas si es que las 60 bancas no daban abasto. Hoy, asegura, no hace falta, porque "llegan unas 100 o 150 personas en promedio. Ahí uno se ha dado cuenta que han cambiado los tiempos, qué le vamos a hacer".
Asegura que la devoción, eso sí, no ha cambiado. "La gente vive la fe de una manera distinta y eso hay que respetarlo", subraya.
"Todos los domingos de la Cuaresma eran de ayuno, sin carne, eso era rígido".
Leonardo Durán,, ex sacristán