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Retrata a los oficios que sobreviven a puro ñeque

Fotógrafo tomó 30 imágenes de 20 personas que han trabajado en labores que cada vez son menos usuales de ver.
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Pablo Martínez Tizka

Que no queden en el olvido. Esa es la meta y la motivación del fotógrafo Guillermo Salgado para llevar a cabo su proyecto "Viñetas de la modernidad: oficios en extinción", cuya exposición se realiza en la Biblioteca Municipal hasta el 23 de marzo.

Afilador de cuchillos, fabricador de carbón, modista, sastre, zapatero o luthier arpista son algunas de las labores que el profesional retrata en sus trabajos.

Para ello visito comunas de toda la región del Biobío en búsqueda de lograr su objetivo. "Conversando con amigos me di cuenta que echaba de menos algunas cosas que eran usuales en mi infancia. Así me surgió la curiosidad y postulé a un proyecto Fondart. Estuve en Coronel, Tomé, Lota, Los Ángeles, Santa Barbara y, obviamente, Concepción", dijo Salgado.

Llegar hacia los trabajadores fue una tarea difícil para el fotógrafo, quien reconoció que en algún caso particular llamó a una persona durante todo un mes, hasta que le contestó. "Con el fraguador fue así. Me había rendido hasta que finalmente me contestó. Muchas personas me ayudaron para contactarlos".

Confesó que "intenté ir a Chillán para contactarme con un paragüero, pero me dijeron que ya no continuaba con el oficio".

Su mensaje es claro hacia quienes verán o han visto su exposición, sobre todo para los más jóvenes. "Quiero que las personas tomen cariño a su historia y que esto no sea desechable. Para nosotros es un patrimonio".

Agregó que "sabemos que estos oficios en algún momento desaparecerán, por eso es fundamental que esto se transmita de generación en generación para que no queden en el olvido".

Oficios

Justamente el fraguador fue uno de los oficios que más llamó la atención de Salgado. Conversó con José Montecinos de 78 años. "Él trabaja en el sector El Santo de Tomé. Me contaba que antes no existían las soldadoras y que en la década del 50' no había tantas herramientas. El fierro se tenía que trabajar, pero ahora venden de todo", señaló el fotógrafo.

Otro de los oficios que retrató el fotógrafo fue el de fabricador de carbón, a quien también contactó en Tomé.

"Él se llama René Ulloa y sigue con su trabajo. Vende harto carbón para las FIestas Patrias, Navidad y Año Nuevo. En Coronel recoge la madera que dejan las forestales. Tiene 61 años y trabaja desde 1968", contó.

También le llamó la atención la historia del reparador de cámaras fotográficas analógicas, Jorge Arévalo, más conocido como "Click". "Me dijo que cuando empezó, él quería tener una cámara con flash, pero antiguamente no existía. Ya tiene 50 años en el oficio", aseguró.

Entre los trabajos en extinción, está el de sastre. Salgado se contactó con Irvin Navarrete de 91 años. Describió que "empezó súper joven, cuando estaba el boom de Bellavista y los trajes eran usados por muchas personas. Él es uno de los últimos sastres que quedan, porque con el tiempo fueron desapareciendo debido a la llegada de la ropa extranjera".

En la memoria

Otro de los contactos que fue difícil de obtener fue el de un afilador de cuchillos. "Pude conversar con Francisco Vásquez, quien trabaja desde 1959 en eso. Vive cerca de Penco, pero se la pasa viajando al sur. Llega hasta Chiloé para realizar su trabajo".

En el caso de los peluqueros, se podría pensar que no es un oficio en extinción. No obstante, para Salgado sí lo es, en el sentido "del peluquero clásico que ha trabajado toda su vida en eso. En el caso de Carlos Muñoz, él partió en 1951 y usaba una máquina para cortar el pelo de manera manual, hasta que después llegó la eléctrica".

En la exposición de Salgado hay más ejemplos como el de Miguel Pedrero, de 82 años de edad y 42 años de trayectoria como artesano de madera.

"Él trabajó en la textil Bellavista Oveja Tomé. Cuando salió de la fábrica, se dedicó a la madera. Empezó a hacer trompos, emboques, bancas, mecedoras, camas y lo que el cliente le pidiera. De esa forma logró subsistir y hoy sólo hace cosas más pequeñas", sostuvo.

El relojero Mario Zeguel también captó la atención del fotógrafo. "Los relojes antiguos eran a cuerda, con puro engranaje. Con el surgimiento de los relojes electrónicos sólo hacía falta una pila y la mantención correspondiente. Por eso la demanda ha bajado claramente", aseguró.

Sobre el futuro de estos oficios, Guillermo Salgado dijo que "no se puede hacer mucho, porque esto ocurre a nivel global, pero insisto en que lo importante es no olvidarlos.

Otros oficios retratados son el de eléctrico, manicero, algodonero, acomodador de cine o pintor de letreros, cuyas imágenes e información están en la Biblioteca Municipal de Concepción hasta el sábado 23 de marzo.

"Quiero que las personas recuerden estas historias y estos oficios"

Guillermo Salgado,, fotógrafo"