Marco Antonio Solís encantó y se llevó hasta las llaves de Viña
El mexicano se plantó de blanco por sexta vez en la Quinta. El público coreó de principio a fin.
Con una rosa roja de Martín Cárcamo para su compañera, María Luisa Godoy, comenzó la cuarta noche del Festival de Viña del Mar, que empezó con un habitual de este escenario: el mexicano Marco Antonio Solís.
Apenas dos años pasaron desde la última vez que el ídolo mexicano pisó por última vez el escenario de la Quinta Vergara, en el que debutó en 1998, y una vez más deleitó a sus incondicionales "damitas", como se les llama a las fans del cantautor.
Tal como lo había adelantado el martes en su conferencia de prensa, el ex integrante de Los Bukis sabe que no puede eludir lo que sus "damitas" quieres escuchar. Y no las defraudó, abriendo su show con "Invéntame", que fue coreado por los presentes.
A los pocos minutos el "Profeta", que se plantó sobre el escenario vestido de blanco, se tomó un minuto para hablarle a su público. "Nos hace falta expresar más", les dijo a sus fans. "Hay cosas que nos dañan como las culpas, los sentimientos, cosas que nos guardamos", continuó.
Tal como acostumbra hacerlo en sus shows, Solís hizo varias pausas para conversar con sus fans. Fue en uno de esos momentos que por tercera vez en Viña 2019, la crisis venezolana se hizo presente sobre el escenario, cuando el artista mexicano envió un mensaje a "nuestro amado Venezuela hoy más que nunca: abrazos, ánimo". Guitarra en mano, quien confesó que se siente "un poco curandero en la música", resaltó que "está comprobado científicamente que la música nos cura".
Y aunque fue su sexta vez en la Quinta Vergara, fue la primera que lo hizo acompañado por Marla y Alison, sus hijas que subieron al escenario para acompañarlo en "Dónde estará mi primavera".
Cuando iba poco más de una hora de show, el cantautor recibió la Gaviota de Plata y tras interpretar el himno "Si no te hubieras" se llevó la de Oro, además de las llaves de Viña del Mar, que le dio la municipalidad.
El humor de alís
A cotinuación, y apelando a su condición de inmigrante, comenzó su rutina el humorista argentino Jorge Alís, que apareció sobre el escenario con un poncho huaso y tres parejas que, tras empezar un pie de cueca, se sacaron sus vestimentas tradicionales para "perrear".
Pese a la preocupación que causó su aparición sin voz en la conferencia de prensa, Alís logró superar su difonía para arrancar las primeras risas hablando de inmigración.
En su regreso, a cinco años su exitoso debut en Viña, Alís demostró que se puede abordar temas peliagudos, como la Copa América y la rivalidad entre Chile y Argentina, y sacar risas.