Las entretenidas historias de los que salvan vidas en Tomé
Cuatro de los trece salvavidas existentes en las playas de la comuna turística relataron anécdotas y explicaron cómo es el exigente examen que deben aprobar para convertirse en uno de los encargados de cuidar a todos los bañistas.
La temporada playera ya comenzó en Tomé y por eso, los salvavidas de la comuna ya están 100% alerta ante la ocurrencia de cualquier eventualidad. Cuatro de ellos, que se desempeñan en la playa El Morro, relataron sus experiencias en este arriesgado trabajo y revelaron cómo son las difíciles pruebas para poder ser parte de este grupo. Son trece salvavidas en total en Tomé, distribuidos en las playas El Morro, Bellavista, Coliumo y Dichato
Emiliano Binimelis fue pescador artesanal y bombero toda una vida. Tiene 63 años y se mantiene muy activo. Sus conocimientos y experiencia los pone en práctica permanentemente y vigila atentamente desde la torre de control. Lleva 20 años en esta labor, de hecho es el más experimentado del grupo y su función específica es ser botero.
"Hay que tener harto conocimiento para entrar, para ver, porque hay harta gente bañándose, hay que ingresar a la playa con el bote. Con el tiempo uno sabe cuando las personas están en peligro", contó. Sus compañeros recalcan su gran desempeño en este oficio. "Es el ojo de águila", dicen al unísono.
"En Bellavista una vez me dijeron ¡cómo pueden contratar a estos viejos! Yo dije, te paso ese bote para que te embarques y vayas a buscar el otro que está allá, cosa que no pudo hacer. Tengo años de conocimiento en el mar", recalcó.
Pruebas anuales
Carmen Ortega también es tomecina, de profesión técnico en Enfermería. Ella lleva 12 años como salvavidas y sostuvo que "anualmente tenemos que estar renovando un permiso que es de la Armada, una prueba de control que se hace".
Juan Rodríguez, estudiante de Pedagogía en Educación Física, es salvavidas desde hace seis años y, respecto de las pruebas, detalló que "se tienen que correr 50 metros, nadar 100 metros, rescatar una víctima, acompañado de dos buzos tácticos, se generan olas para que sea más real, hay que traer a la personas afectada hacia afuera, en la arena tienes que remolcarla 100 metros hacia arriba. Afuera hay un enfermero naval que te va diciendo qué tiene el paciente, para hacer el proceso de reanimación y aplicar los conocimientos de primeros auxilios", relató.
Lo más difícil de esta labor es, claramente, el tener que enfrentarse a situaciones límites, como el salvamento de niños.
"El rescate más complejo que me ha tocado experimentar fue cuatro años atrás en Bellavista. A un papá con una hija, en el lugar que desemboca el río, se los estaba llevando la corriente. Fue fuerte. Realmente llegó un momento en el que el tema de supervivencia es extremo, hay que definir a quién se salva primero. Con un compañero que ya no es salvavidas, vimos que lo primordial era la niña, que reaccionara. Gracias a Dios los sacamos bien a los dos dentro de lo que se pudo, aunque fueron al hospital tras la situación", señaló Carmen Ortega.
Playa el morro
El Morro es una de las playas más visitadas de Tomé, así lo reconocen sus salvavidas, aunque la temporada fuerte comienza en enero y febrero. "Está tranquilo, ya en enero y febrero se llena", subrayó Ortega.
"En esta playa junto con Dichato y Coliumo comenzamos el 15 de diciembre, Bellavista empezó un poco antes, ya que es más turístico. A esta playa viene más gente de Tomé, pero enero es el fuerte", expresó Juan Rodríguez.
También Eduardo Avilés, el único que no es de Tomé, que estudió gastronomía y viene de Penco, reconoce las bondades de la playa El Morro y cómo le ha motivado aquello a ser salvavidas. Ya lleva cuatro años en esta labor. "Me gusta esta playa, es bonita, además tiene harto oleaje y la gente de acá es muy simpática", concluyó.
"Anualmente tenemos que estar renovando un permiso que es de la Armada, una prueba de control"
Carmen Ortega,, salvavidas de Tomé."