Secciones

Rescatistas del fuego y de aguas profundas

Al estar rodeado de costas y atravesado por el río Biobío, el Gran Concepción necesitaba de especialistas en buceo y rescate. Así se creó el Gersa de Bomberos.
E-mail Compartir

Mario Saavedra Ponss

Al ser atravesado por el río más ancho del país, por contar con una gran cantidad de laguna y zonas costeras, el Gran Concepción ha estado siempre marcado por tragedias en dichos cuerpos de agua, a lo que se suman desbordes tanto en el Biobío como en el Andalién durante los últimos años. Por ello, Bomberos se adaptó al tipo de emergencias propias de la zona, creando un grupo experto para este tipo de situaciones: el Grupo Especializado de Rescate Subacuático (Gersa).

En los últimos meses, su labor ha podido ser presenciada por miles de penquistas en la ribera del río Biobío, durante la búsqueda de la joven Tamara Zurita, quien desapareció en el sector Altos de Chiguayante.

Pero el trabajo de Gersa también abarca otras provincias y sólo hace unas semanas, participaron de la ubicación y extracción desde las profundidades de un pozón, de los cuerpos de dos turistas estadounidenses y un chileno, quienes se ahogaron en Antuco.

Preparación

Su trabajo es complejo y requiere un alto grado de preparación previa, en la Segunda Compañía de Bomberos de Concepción. Marcelo Bastías, voluntario que lleva cinco años en el Gersa, explicó que "nuestros integrantes ya son bomberos. Pero debe haber un proceso posterior, que consiste en un entrenamiento en dos áreas. La primera es el rescate en aguas torrentosas, para ayudar a víctimas en flotación en la superficie. Lo segundo es ya la búsqueda de cuerpos sumergidos, a través del trabajo de buceo".

Bastías añadió que "para nosotros es complejo sacar un buzo desde la compañía. Han pasado años en los que no hemos logrado conseguir ninguno desde nuestros planes de preparación, porque es difícil. Se requiere de mucho autocontrol, para reconocer los peligros y limitaciones, así como también es complejo por el desgaste físico que tiene esta labor".

En ese sentido, el voluntario indicó que "en muchas ocasiones buceamos en lugares pantanosos, con visibilidad cero, en donde el control se pierde rápidamente. Por ello es vital que la pareja de buzos se conozca y tenga un alto nivel de conocimiento respecto a cuánto es lo que puede rendir cada uno".

El origen

Esteban González, líder de Gersa de la Segunda Compañía recordó la historia de cómo se formó la unidad. Según explicó, "en la década de los ochenta, la Segunda Compañía era una de las pioneras en rescate en región y abarcábamos todo tipo de emergencias, desde accidentes de tránsito a la búsqueda de personas que caían al río, u operativos durante las inundaciones que hubo por esos años en las poblaciones cercanas a la ribera".

Agregó que "poco a poco, empezó la compra de equipamiento. Lo primero que se adquirió fueron chalecos salvavidas y trajes de neopreno para lanzarse al agua. En ese entonces aún no había buceo, pero también se consiguió un bote, porque estaba la necesidad de sacar personas desde el agua en la época de inundaciones en Pedro de Valdivia Bajo".

Poco a poco, los voluntarios de la Segunda Compañía empezaron a destacar por su trabajo en cuerpo de agua. Ya en los noventa, adicionó González, "contábamos con Bomberos que tenían licencia de buzo. Ellos comenzaron a traer su equipamiento y partieron con la recuperación de víctimas que caían al río Biobío. Ahí partió el bichito de transformar lo que había en una unidad especializada".

Fue en diciembre de 1997, cuando se reconoce la especialidad del Gersa (Grupo Especializado de Rescate Subacuático) por parte del Cuerpo de Bomberos de Concepción.

Cabe consignar que desde sus orígenes, el Gersa de la Segunda Compañía de Bomberos de Concepción ha recibido apoyo mormón, luego de que en 1995 los voluntarios lograran recuperar el cuerpo de un integrante de dicha comunidad que desapareció en un río de Alto Biobío, mientras se encontraba pescando.

Según explicó Esteban González, "se iniciaron las gestiones necesarias para solicitarles ayuda y nos recibieron con los brazos abiertos. Fue así como logramos tener nuestro primer vehículo y un carro de arrastre para los botes, ya que antes sólo los podíamos llevar en el carro bomba. La camioneta con la que contamos actualmente también fue donada por ellos, por lo que siempre les estamos muy agradecidos".

"Se requiere de mucho autocontrol. También es complejo por el desgaste físico"

Marcelo Bastías, voluntario."

"En muchas ocasiones buceamos en lugares pantanosos, con visibilidad cero"

Marcelo Bastías, voluntario."