Manuel Muñoz González
Esperando que se pongan a la venta las entradas para ser el primero en comprarlas y no quedar afuera. En esa onda está el fanático del Conce, Arturo Pavez, a la espera de su nueva aventura siguiendo al equipo de sus amores.
En La Florida ante Rodelindo Román festejó el paso del León a semifinales, y ahora por nada se perderá el vital encuentro.
"Tenemos los pasajes comprados, así que nos vamos de nuevo a Santiago a alentar al León", comentó este fiel hincha del cuadro lila, cuya particularidad es que la pasión y el amor por su equipo la vive de forma diferente, escuchando, imaginando y sintiendo lo mismo y en el mismo estadio, aunque sin ver lo que ocurre en la cancha, dado que hace cinco años perdió la visión y padece una ceguera total.
No obstante, eso no es impedimento para dar rienda suelta a su pasión.
"De los diez años que me gusta el Conce. Antes iba al estadio y me ponía algo lejos de la barra, pero ahora ya estoy al ladito, me gusta escuchar a la gente, cantar, sentir y alentar al equipo, porque el hincha del Conce es por amor, más que de resultados", dice Arturo de 56 años, y padre de tres hijos.
Precisamente uno de sus hijos, Antonio, es quien lo acompaña a todas siguiendo al León.
"Al principio era complicado, no hay mucha cultura inclusiva hacia las personas con alguna discapacidad. Pero de a poco ya nos fuimos acostumbrando, nos empezamos a ubicar cerca de la barra. Yo le voy explicando lo que va pasando en el partido, en la espalda le voy dibujando lo que va ocurriendo en el partido, como para graficarle las jugadas", apunta Antonio, quien también irá al choque contra Ferroviarios, y se les sumará un sobrino en la capital.
Y junto a Antonio, la radio es su otra fiel compañera, aunque a veces le juega una mala pasada. "Como se produce un pequeño desfase, a veces todos celebran o gritan y yo aún no sé qué pasa. En La Florida todos estaban festejando, y yo aún sufría porque en la transmisión aún no terminaba el partido", cuenta entre risas el fanático morado.
fanático y runner
Desde que Arturo perdió la visión hace ya cinco años, su vida cambió, debiendo dejar de lado sus labores como sub administrador en el café Arcos en Concepción, obtener su jubilación anticipada y buscar un nuevo rumbo.
"Él tuvo un alza de presión ocular, lo que derivó en un glaucoma, lo que al final le quitó la visión, fue de la nada, primero le afectó el ojo derecho y luego el izquierdo", contó su esposa Silene Grandón.
Tras superar una depresión, Arturo no solo se motivó por volver a alentar al Conce, sino que se convirtió en un asiduo runner, participando en cuanta corrida se organiza en la zona. "Participamos en las corridas, aunque ya lleva tres corridas en que me ha dejado 'tirada' por irse a ver al Conce. Una nocturna de la PDI y que coincidió con un partido, la del pasado fin de semana y ahora se venía otra", agrega la esposa del fanático, entendiendo eso sí que la pasión por el León puede más.
"También practica goalball, pero el Conce no lo cambia por nada", sentenció Silene.
"Así como yo, espero que la gente siga alentando al Conce en las buenas y malas".
Arturo Pavez."