Penquista cambia novelas de vaqueros en su quiosco
Carlos Saavedra trabaja hace 30 años en su puesto en calle Maipú, en el que ofrece intercambio de libros de bolsillo por $200. Novelas del Oeste lideran su catálogo.
Libros como "El llanero solitario" o la colección de novelas de vaqueros de Marcial Lafuente Estefanía forman parte del catálogo que Carlos Saavedra ofrece, no en una librería, sino que en su quiosco ubicado en calle Maipú, entre Salas y Serrano.
Además, el vendedor permite que cada persona pueda intercambiar novelas antiguas en formato de bolsillo por $200, lo que lleva realizando durante 40 años.
"Lo tomé como una afición porque me gusta leer. Fue tanto que al final se transformó en un negocio. También tengo novelas de ciencia ficción, espionaje y de amor, pero las de vaqueros son las que más se venden e intercambian, por lejos", señaló el dueño.
Su amor por los libros y su objetivo de difundir la lectura en las personas fue el motor en su oficio. "Me gusta que la gente se culturice al mismo tiempo en que yo me entretengo con los libros. No conozco a nadie más que realice esto", sostuvo.
Le va muy bien
Carlos Saavedra señaló que gana más dinero con el intercambio de novelas que con la venta de recargas telefónicas o de cigarrillos. "Me ha ido bien. No voy a decir tampoco que todo ha sido fabuloso, pero los libros me dejan más plata que la venta de otros productos. Ya gano $2.000 con 10 novelas cambiadas" y recalcó que "el resto de las cosas que están en el quiosco es solo un complemento, un relleno", dijo y añadió que "con toda esa plata que gano, ahorro y me puedo ir de vacaciones".
Saavedra estudió en el Liceo Comercial y vive en el sector Pedro del Río Zañartu. Se dedicó a trabajar apenas salió de la escuela en búsqueda de su independencia, lo que finalmente transformó su hobby en una oportunidad de negocio.
Consultado sobre cómo consiguió el catálogo de los libros antiguos en formato de bolsillo señaló que "los fui coleccionando y guardando mientras los compraba. Lamentablemente muchas personas cometen el error de botarlos. Ahora este tipo de libros se están vendiendo solo en España".
Además, no sólo intercambia los libros, sino que también los repara. "Si una novela viene en mal estado, imprimo la portada por Internet y la empasto con cola fría y papel. En este quiosco están todos los libros que tengo y la gente viene todos los días. Es gratificante".
Público mayor
Saavedra tiene dos hijos y también nietos, pero a ninguno de ellos les interesa lo que él vende. "Yo creo que están más dedicados a estar en el celular. No he visto a jóvenes leer en formato físico", señaló.
El trabajador describió al tipo de público que compra o cambia sus novelas. "Los clientes que tengo me felicitan por tener este tipo de productos. Hablo de gente mayor que se interesa por estas temáticas. He tenido a personas de más de 40, 50 o 60 años de edad. Incluso una mujer de 90 años me viene a intercambiar 50 libros de vaqueros por mes".
Sobre por qué cree que las novelas del Oeste son las más populares, Saavedra aseguró que "también son mis favoritas porque es como ver una película. Uno se imagina la escena y la dinámica de la historia es rápida. La mente se mantiene concentrada. Pienso en cómo fue el disparo, cómo arrancó el vaquero y cómo es el lugar, entre otras cosas".
Una de las cosas que Saavedra más valora durante su trayectoria es el reconocimiento a su labor de culturizar. "En algunos casos son los nietos o los hijos de los lectores quienes me compran y me dicen que gracias a esto, sus abuelos o padres pueden mantenerse lúcidos. A ellos los trato con el mayor cariño".
Aseguró que con el paso de los años, estos libros tendrán más importancia. "Con el tiempo se van a convertir en un reliquia. Si hoy vale $1.000, en el futuro podría valer $10.000. Siempre pido a mis conocidos o a los familiares de los clientes que han fallecido, les pido que me vendan los libros y que no los boten".
Con la satisfacción de tener público de varias ciudades de Chile, Carlos Saavedra puede decir que su trabajo durante tantos años ha fomentado la lectura. Mientras vende cigarros, bebidas o recargas, sabe que en algún momento de la jornada, aparecerá una persona interesada en leer.
"Los libros me dejan más dinero que la venta de otros productos en el quiosco".
Carlos Saavedra"