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Angélica Vásquez V.

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En mis viajes dimensionales a través de internet, me encontré con una bella ilustración de una mujer sentada plácidamente en un sofá, al lado de ella se lee: "Desde que comencé a creer en mí no paro de crecer" y me pareció una frase tan precisa como cierta y bella...ahí nuevamente frente a mí algo que era inmensamente necesario recordar "Creer en mí". La pregunta es por qué dejamos de creer en nosotros y creemos a pies juntos en todos los demás. Más aún ¿por qué no debería creer en mí? En mi fuerza, poder, amor, luz, magia, humor, belleza, sensualidad, inteligencia, etc. Lo digo incluyéndome e incluyendo a todo ser con corazón que lee esto. Es así de sencillo. Y luego inspirada mencioné el tema en el programa de radio y me llené de WhatsApp de hombres y mujeres, diciendo "creo en mí". Miren, qué fantástico ¡se convirtió en el decreto y mantra del día! Lo puse en mi página y me llené de likes. ¡Fue una liberación colectiva! Una declaración de principios. ¡Fue el grito de William Wallace en "Corazón Valiente"! En serio. No menos que eso. Y más que el Freedom! que se grita en la película, sentí que fue el grito en conjunto de cientos de personas que tal como yo habían olvidado creer en ellas mismas. Ese grito que nace de las entrañas. Con la fuerza máxima del cosmos unida a la potencia vocal de sonidos guturales. Sin mencionar palabra sólo un ¡Aaahhhhh! con fuerza, emoción. Un "creo en mí 2.0". El bello Alejandro Jodoroskwy habría dicho un acto de Psicomagia, yo digo: un paso más, uno de tantos. ¡Qué divertida la vida, cómo nos hace jugar y sorprendernos! Y eso queridos amigos, no tiene precio. No dejen que se lo cuenten, no paren de creer en ustedes, es el regalo más maravilloso que pueden hacerse. ¡Terapia in situ! Amor infinito....


Corazón Valiente