Manuel Muñoz González
"Un tiempo estuve con el tema de aumentar volumen, por querer 'crecer' más. No me daba cuenta de los efectos musculares que estaba teniendo, nunca estaba conforme. Me empecé a dar cuenta de cuando me estaba lesionando", cuenta Juan Carlos Escobar, repasando lo que le ocurría hace algunos años, cuando la obsesión por su figura era pieza clave en su vida.
Se empezó a dar cuenta de ese "exceso" cuando sus familiares o amigos le decían que ya era demasiado, por lo que puso un freno en lo que era casi una obsesión. "Llegué a pesar 105 kilos, hoy estoy en 90, precisamente por esa pérdida de la masa muscular", afirma el pencón de 34 años, quien está a cargo de la tienda de suplementos alimenticios Sportika, en la Galería Internacional de Concepción.
Y dado su trabajo en dicho lugar, dice ver a diario a personas que pueden caer bajo este concepto de vigorexia, definido como un trastorno que se caracteriza por la preocupación obsesiva por el físico, llegando incluso a una distorsión del esquema corporal.
"El porcentaje muy alto de nuestros clientes que busca suplementos, ya sea por una recomendación médica o por iniciativa personal, viene en busca de proteínas, ya sea para lograr recuperar físicamente, y porque busca mejorar o aumentar la masa muscular, o el tono muscular. Pero también hay personas que vienen con el único objetivo de 'crecer' muscularmente. Uno lo nota. Por ejemplo, acá vendemos el producto creatina, que se usa por un periodo de dos meses y luego se descansa, lo que ayuda a aumentar masa muscular, mejorar y aumentar la fuerza. Sin embargo, hay quienes no respetan ese ciclo, y ahí uno se da cuenta de que son personas que están obsesionadas con el tema del tamaño, del volumen muscular", afirma..
Músculos y deporte
Quien también sabe lo que implica la vigorexia es Nicholás Pezo, campeón nacional de powerlifting (levantamiento de pesas en potencia), quien incluso se reconoce como una especie de "vigoréxico", bajo ciertos parámetros.
"Para mí la vigorexia se produce cuando hay una preocupación excesiva por el físico, se planifican los entrenamientos, se comienzan a ocupar suplementos para aumentar masa muscular, y bajo esas condiciones yo me podría considerar un vigoréxico", afirma el deportista santajuanino y considerado el hombre más fuerte de Chile, logro que se ha adjudicado en las diversas competencias en las que ha participado a nivel nacional.
Pero, advierte, "en mi caso yo sé hasta donde llegar, y no me encierro en eso. Yo disfruto de otras cosas, porque sé que hay otro mundo. Me mantengo bien estéticamente, por mi deporte suelo ser un poco más 'grande' que el resto, destaco por sobre el resto en cuanto a mi musculatura y lo físico. Pero hay personas que no salen de eso y su máxima obsesión es el cuerpo y el físico, para ellos es un tema de vigorexia más marcado".
"No sé si es un trastorno o una enfermedad. Al final toda persona que va al gimnasio, va con un objetivo y es porque no está de acuerdo o conforme con su físico, y bajo esa premisa podría haber ahí un tema de vigorexia", añade.
Lo grave para el campeón de las pesas ocurre cuando se llega, incluso, a la ayuda externa para conseguir el cuerpo musculoso deseado. "El riesgo es cuando empiezas a tener una excesiva sistematización del entrenamiento, luego sumas ayuda ergogénica, consumo esteroides, anabólicos, te riges por una alimentación muy programada; cuando se combina todo eso en exceso, puede estar el riesgo de la vigorexia, porque ya se pone en riesgo la salud de la persona", puntualiza el deportista.
Quien también concuerda con esta idea es Romina Briones, nutricionista de Chiguayante. "Hay personas que se obsesionan, se van muy al límite. Se restringen mucho en ciertos aspectos de la alimentación por ejemplo, es un tema más sicológico".
Romina practica desde hace dos años Bikini Fitnees, una rama del fisicoculturismo que la lleva justamente a tener un trabajo y tonificado cuerpo. "En mi caso se trata de un tema de competición, se nos exige un bajo porcentaje de grasa, un cierto nivel de masa muscular. En periodos de competición es más notorio esta búsqueda, pero es netamente por un tema deportivo, porque nos estamos preparando para una competencia. Pero luego en la vida cotidiana no es tan estricto, es una vida normal, a diferencia de personas que no tienen un objetivo deportivo, que se 'rayan' por decirlo de alguna forma, se obsesionan simplemente por su figura", explica.
Los riesgos
Para el sicólogo deportivo penquista y director de Go Focus, Alexi Ponce, el tema de la vigorexia está definido como una excesiva preocupación por la condición física, y por la obsesión de un entrenamiento que va más allá de lo recomendable, más amplio que lo saludable y que genera un cierto grado de adicción. "Acá la persona incluso deja de hacer sus rutinas habituales por estar en el gimnasio o entrenando, simplemente por ese afán de verse bien, sin un objetivo claro. Una alternación de la imagen corporal. Es un trastorno asociado a la imagen corporal, la figura", dice.
Sin embargo, afirma, no siempre es una búsqueda sana. Es ahí donde está el riesgo. "Por esta búsqueda excesiva, la persona comienza a consumir sustancias que pueden resultar dañinas o con efectos secundarios para la salud. Cuando aparece el uso de esteroides, anabólicos, que tomados de manera indiscriminadas van a tener los efectos propios de este tipo de consumo. El riesgo es que la persona no sólo satisfaga esta necesidad con entrenamiento normal, sino el hecho de que venga acompañado del consumo de este tipo de productos, de ayuda ergogénica, es ahí donde se puede generar el riesgo", puntualiza el profesional.
"El riesgo es que la persona no solo satisfaga esta necesidad con entrenamiento normal" .
Alexi Ponce, sicólogo deportivo, director de Go Focus."