Nuestra piel es el órgano más extenso y, al ser la primera capa, se ve enfrentada diariamente a diferentes factores que la afectan y la dañan progresivamente. Es por eso que su cuidado se transforma en algo fundamental. Hoy ya no se habla de cuidados "especiales" de la piel, los cuales pueden ser opcionales para las personas, sino que debemos hablar de cuidados básicos que todos debemos tener incorporados.

Con los cambios de estación durante el año, la piel se ve expuesta a las diferentes temperaturas e intensidades de los rayos solares. Sin embargo, expertos afirman que esta radiación puede ser dañina todo el año y no solo en las estaciones como primavera y verano. Es importante destacar que en esta época nos exponemos más al sol al salir al aire libre, dejando de cubrir segmentos importantes de la piel debido a los cambios de vestimenta.

La intensidad de los rayos solares está regulada por la capa de ozono que actúa como un potente filtro solar. El ozono filtra los rayos ultravioletas (UV) emitidos por el sol, sin embargo, debido al cambio climático, el ozono se ha deteriorado. La exposición a la radiación ultravioleta (UV) es un factor de riesgo principal para la mayoría de los cánceres de piel. La luz solar es la fuente principal de este tipo de radiación que daña el ADN de las células de la piel. Entre los efectos inmediatos producidos por la radiación ultravioleta, se encuentra el eritema o enrojecimiento de la piel; la inflamación, quemadura de la piel y la pigmentación. A largo plazo se produce foto-envejecimiento, arrugas profundas, pérdida de elasticidad, sequedad, incluso cáncer a la piel, al ser un daño acumulativo.

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