Alfonso Levet G.

Ya pasado lo peor del paso del huracán Florence por el estado de Carolina del Norte, en Estado Unidos, coterráneos residentes cuentan que la preparación fue ardua y, afortunadamente, ellos y sus conocidos están bien.

"Ahora ya están abriendo todas las tiendas, restaurantes y los semáforos vuelven a brillar", cuenta Bárbara Pavez, quien vive hace varios años en Wilmington, pero que sólo hasta hace unos días estaba de paseo en Chile, "volví justo para el huracán".

Aún sin internet en su casa, pero con la mayoría de los servicios ya normalizados, relata que, cree, lo peor ya pasó.

Einer Rubilar, que vive en la zona sur del estado, cuenta que "por lo menos acá no ha pasado mucho".

Aún así, el compatriota que trabaja en una ONG cuenta que ha seguido las noticias por los medios locales, "la gente se está preparando, abasteciéndose en supermercados como para enfrentar la tormenta, el agua potable se había acabado en algunos supermercados".

"Justo estos días estoy cambiándome de departamento, porque por aquí ha estado tranquila la cosa, pero he seguido todo lo que dicen en las noticias", relata.

Alicia García cuenta que aunque vive a sólo dos horas de la costa, donde se vieron los mayores daños, ella y su esposo han podido continuar la preparación de una celebración dieciochera que, como todos los años, ofrecerán en el patio de su casa.

"Felizmente vivimos en un sector donde no hay inundaciones, pero sí hemos estado pendientes y preocupados por la gente que está afectada", relata, y agrega que "gracias a Dios, el huracán llegó en una categoría en la que no hizo tanto daño como se esperaba, lo peor ha sido la cantidad de agua que ha caído".

41 personas han fallecido tras el paso del huracán Florence por el estado de Carolina del Norte.