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René Cánovas: el aporte invaluable de un formador

Su trayectoria como profesor, decano y vicerrector de la Universidad de Concepción fueron parte de los motivos por los que recibió la medalla Juan Martínez de Rozas.
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Pablo Martínez Tizka

Cien años de vida y más de 70 dedicados al desarrollo de Concepción fueron motivos suficientes para que René Cánovas Robles fuera condecorado con la medalla Juan Martínez de Rozas como vecino destacado en el Salón de Honor de la Municipalidad de Concepción.

El ex vicerrector de la Universidad de Concepción y parte importante en la fundación de los departamentos de Filosofía y de Historia y Geografía de la casa de estudios brilló por su lucidez y por la emoción que sintió al recibir el reconocimiento. "Agradezco el homenaje que se me rinde", señaló.

Llegada a concepción

La llegada de Cánovas a Concepción se llevó a cabo en 1931 desde su ciudad natal: Los Ángeles. "Inicié mis estudios simultáneos en el Liceo de Hombres de Concepción porque tenía un prestigio consolidado y porque tenía como rector a don Enrique Molina Garmendia. Fueron años muy felices y eso me enorgullece. No había diferencia social alguna entre los alumnos y existía una tolerancia espontánea", contó quien se formó como profesor de castellano.

El vecino destacado contó como fueron sus primeros años en la ciudad penquista: "En mi época de estudiante, en Concepción había bastante tranquilidad. No había aglomeraciones. En vez de colectivos y taxis, existían los coches tirados por caballos. Los automóviles eran escasos", señaló.

¿Por qué decidió dedicarse a la formación de estudiantes? Cánovas aseguró que "nadie me empujó a ello, pero debo reconocer que en mi decisión influyeron dos o tres profesores por su calidad profesional, especialmente Félix Armando Núñez quien fue el autor del himno del liceo y que nos hizo reflexionar con los diálogos de Platón y otros filósofos de la cultura griega".

época universitaria

Quien egresó de la casa de estudios en 1941, obteniendo el Premio Universidad de Concepción dijo que "en mis estudios no tuve problemas, participaba de la Federación de Estudiantes y compartía momentos de recreación y deportes. Incluso me inicié tempranamente en la docencia como profesor de filosofía en el Liceo Carmela Romero de Espinosa".

La vida cultural fue parte importante en la historia de Cánovas. "En el antiguo Teatro Universidad de Concepción disfrutaba del mejor teatro español y de la danza europea. En el segundo piso había un salón de honor donde escuchaba a los escritores reconocidos de la época como Augusto D'Halmar, Benjamín Subercaseaux o Luis Durand. Estaba el cine con la cartelera del momento en la que destacaba Carlos Gardel", señaló quien es miembro honorario de la Masonería, donde ha estado por 76 años.

Vicerrector

Durante las rectorías de Ignacio González (1962-1968) y el segundo período de David Stitchkin (1968), Cánovas fue vicerrector en la UdeC. Recordó que "con la reforma del rector González, que separaba las escuelas de los institutos humanísticos, administré el Instituto Central de Lenguas. Después me pidieron asumir la vicerrectoría. En esos tiempos existía una gran inquietud estudiantil con el movimiento MIR que pedía un nuevo estatuto. Se creó una comisión tripartita que me correspondió dirigir".

"Después de un intenso trabajo, se llegó a conclusiones del mejor nivel. Se propuso un nuevo estatuto con un nuevo rector. Como consecuencia, vino un período muy difícil para el trabajo académico porque el Consejo Superior pasó a ser una asamblea muy numerosa y con muchos estudiantes. Arrancó una etapa particular en la historia de la universidad", añadió.

Cánovas recordó un momento difícil en la historia de Chile, que afectó a las casas de estudio. "En 1973 se produjo el Golpe Militar y las universidades fueron intervenidas. Fue un período de persecución, arbitrio e intolerancia. Después volvió la democracia y la universidad volvió a vivir bajo el imperio del desarrollo libre del espíritu".

Finalmente, la figura destacada de Concepción agradeció a su familia que estuvo la ceremonia, entre ellos sus hijos René, Ximena y Rodrigo.

"En el liceo fueron años muy felices. No había diferencia social entre alumnos".

René Cánovas,, vecino penquista destacado"