El renacer del instrumento más solemne de Concepción
Tras ser sometido a una reparación que se prolongó por cerca de un año, el órgano de la Catedral de la Santísima Concepción regresó para ser disfrutado por la comunidad. Ya preparan concierto.
El órgano de la Catedral de Concepción es patrimonio del Biobío y uno de los tesoros más importantes del templo reconstruido tras el terremoto de 1939. Hoy se encuentra en uno de sus mejores momentos tras su fabricación en 1920 en el taller de Orestes Scarlini, en Santiago.
Gracias a una inversión realizada por la Arquidiócesis de la Santísima Concepción, el afamado organero chileno, Carlos Valdebenito Olivares y su equipo, logró, tras cerca de un año de trabajo, darle plena vida al instrumento musical más solemne de la ciudad. Gracias a su intervención se logró, entre otras cosas, recuperar sonidos que no se escuchaban hacía varias décadas.
Fernando González Sánchez, organista de la Catedral, cuenta que el instrumento llegó, a inicios del Siglo XX, a la capilla del Seminario Conciliar de Concepción, cuando estaba ubicado en el sector del Cerro La Virgen. El terremoto de 1960 provocó la destrucción de casi toda la capilla, menos, la parte en donde estaba el coro.
"Fue así como se desarmó y se guardó en bodegas del arzobispado. Cabe señalar que no es un órgano para catedral, es para capilla y tiene alrededor de 900 tubos", señaló.
Los problemas
González indicó que desde ese momento a la fecha siempre se le hicieron mantenciones básicas. A este respecto, en el sitio web de la Organería Valdebenito, se explica que los problemas mayores se referían principalmente a reparaciones con materiales espurios tales como cinta de embalaje, agorex, cuero sintético y bolsas plásticas.
"La tubería presentaba abolladuras de consideración así como cortes y roturas de las entallas de afinación. La armonización era estridente, con completo desapego al espíritu sinfónico del instrumento", sostienen.
"La neumática de la consola presentaba muchas fallas relacionadas con fatiga de material. El instrumento había estado expuesto a humedad lo que ocasionó que varias tapas del secreto presentaran arqueamiento imposibilitando el sellado de los registros", agregan.
González sostiene que el terremoto de 2010 le provocó grandes daños.
Fue el arzobispo Fernando Chomalí quien accedió a financiar la reparación del órgano como corresponde, es decir, parte por parte. "Se hizo una reparación minuciosa con piezas que modificar y otras, sencillamente, cambiar", sostiene.
"Se cambiaron todas las válvulas, las mangueras de aire y, lo más importante que es el motor. El que había antes medía como un metro y sonaba mucho cuando se encendía. Era de prinicipios de los años sesenta. Ahora se compró un motor moderno que está del mueble y ni se siente", explica González.
Sostiene que habían muchos tubos rotos, otros quebrados, chuecos y algunos que tenían polvo, concreto y tapados producto de los trabajos de reparación que se hicieron después del terremoto. "Si no están como corresponde, la onda sonora cambia, por eso tiene que estar cien por ciento despejada", añade.
Los registros
También hubo que reparar el mueble mismo, que tiene cuatro metros de alto por cuatro metros de ancho, que tenía algunas de sus junturas separadas. "También hubo que arreglar el fuelle, que es el pulmón del órgano, estaba roto y por lo tanto perdía mucho aire, hoy, eso no sucede", sostiene.
"Después del terremoto muchos registros quedaron sin funcionar y esos se recuperaron. Antes de 2010 ya habían registros que no se usaban y ahora se recuperaron. Los registros son sonidos que se recuperaron", dice.
Los tubos del órgano son de estaño, bronce y de madera, los dos primeros son los que más sufrieron. Los de madera no tanto, porque eran de muy buena calidad. La última reparación fue, precisamente, para controlar el tema de las termitas.
"Llegué a la Catedral porque me llevó monseñor Antonio Moreno. Él era amante de la música y en especial de la música sacra y para mantener este instrumento me llamó aunque no soy organista, pero si sabía de teclados. Con el tiempo y la práctica se va aprendiendo. No soy organista de estudio. Ya llevo quince años ahí", sostiene.
"Lo importante es que las inversiones que se han hecho van en beneficio de la cultura de nuestra ciudad que formó parte de un espacio histórico de Concepción cuando estaba el seminario. Es un instrumento que está en extinción, ya casi no existen en Chile. Mantenerlos, conservarlos y usarlos es admirable. Hoy no existen lugares donde poder dar un concierto de órgano", dice González.
Éste se ha mantenido y se ha facilitado cuando hay que hacer conciertos. "En octubre tenemos pensado hacer un concierto, el primero posterior a la reparación con el maestro Carlos Valdebenito, que fue el que hizo la reparación para brindarlo a la ciudad. La gente no está acostumbrada a escuchar conciertos de órgano. Acá en la zona tenemos cuatro: en la Catedral (el más grande), la Iglesia Anglicana de Pedro de Valdivia, la Iglesia Luterana de calle Colo Colo, que es más chico y en la Iglesia San José que está fuera de servicio".
La música de órgano es impresionante, la famosa Toccata y fuga en re menor (la que se usa en las película del Conde Drácula). "Emociona, abstrae, es el instrumento más solemnne, vibra y da testimonio de la historia de nuestra región", sostiene.
"Se cambiaron todas las válvulas, las mangueras de aire y el motor"
Fernando González,, organista"
"Después del terremoto muchos registros quedaron sin funcionar y esos se recuperaron"
Fernando González,, organista"