A pesar del increíble aumento del parque automotriz en nuestro país, donde existe más de un vehículo en promedio por familia, los índices de accidente y muertes provocados por vehículos van en aumento, lo que habla precisamente de un país que tiene problemas con el conducir.

Pregúntele a sus amigos de cuánto era el límite de velocidad permitido en zonas urbanas antes de la nueva norma que comenzó a circular recientemente, quedando en 50 km/h. Lo hice y muy pocos (menos de la mitad) sabían que era de 60 km/h.

El interés por los vehículos crece, por ende, su demanda, pero nos estamos tardando demasiado en instaurar una cultura de respeto por las normas de tránsito, por nuestra seguridad, por la seguridad de los demás.

Más bien, se ha instalado una cultura de llegar antes que el otro, correr no para hacerlo mejor, sino para hacerlo antes. La cantidad de muertes por accidentes de tránsito en Chile es de 1.500 personas anuales, promedio de los últimos años, 8,5 por ciento por efecto de la velocidad (CONASET).

Por lo cual, la actitud del conductor, al conducir a 50 km/h y no a 60 km/h en zona urbana, no debería ser distinta, salvo la tranquilidad de ir conduciendo a una velocidad en que se tiene el control del vehículo, y disminuir el riesgo al que se exponen quienes le rodean en la calle o en la carretera.

Además, que, en general, contamos con una buena red vial que permite transitar a baja velocidad.

Concepción

Talcahuano

Tomé

Cañete

Arauco

Curanilahue

Lebu