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Sebastián Pérez

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La dificultad de definir las épocas históricas siempre me ha parecido interesante, ponerle etiquetas a cada era de la humanidad es de esos ejercicios casi sin ningún valor pero interesantes de seguir. Es difícil decir con exactitud cuándo, por ejemplo, comenzó la era que vivimos actualmente, cuando dejamos atrás el pensamiento pre-digital y nos lanzamos de lleno en una época en la cual, más allá de las tecnologías, cambiaron importantes paradigmas de nuestro pensamiento. Creo que la literatura es un buen instrumento para rastrear los orígenes de lo que somos hoy, como decía Stendhal: "La novela es un espejo que ponemos en el camino", en ese sentido una buena novela, esa literatura que sobrevive al paso de los años, nos muestra un reflejo de nuestra vida, el que muchas veces apunta al barro en el camino como también al cielo azul que nos deslumbra.

Me gustaría acá dar un ejemplo de cómo hay novelas que, metafóricamente, nos muestran el fin de una época.

En 1897 Bram Stoker escribió su inmortal Drácula. Pueden haber muchas explicaciones acerca de por qué una historia de ese estilo, más ligada al terror gótico, haya sobrevivido hasta nuestro tiempo. Está, por supuesto, el hecho de ser un libro muy bien escrito, que logra transmitir un terror auténtico y que además construye a un gran antagonista como lo es el conde, personaje que fuera del libro, tal cual su leyenda, alcanzó la inmortalidad hasta nuestro tiempo.

Pero tengo mi propia interpretación: la gran capacidad de Stoker para leer el mundo en el que vivía, rescatar un mito presente no sólo en la Europa medieval y llevarlo al mundo moderno, a ese Londres de fin de siglo, el Nueva York de nuestra época, donde el vampiro fuera de su tierra, representante del mundo antiguo se tiene que enfrentar al hombre moderno, al científico representado en Van Helsing. ¿Qué hace Stoker si no mostrarnos que el mito se puede matar? La razón por sobre la superstición. Tal como Nietzsche dijo "Dios ha muerto", Bram Stoker toma al conde para matarlo y decirnos que el vampiro ha muerto: una nueva era ha comenzado.


El fin de una era

La Estrella y Club Social unen solidaridad para peque fanático del león

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Un momento de solidaridad y emoción se vivió en la sala de redacción de diario La Estrella, con la visita de un mini fanático del Conce, Agustín Parra, de apenas 6 años. Sin saberlo, el peque recibió una gran sorpresa; una camiseta del club de sus amores, entregada por el actual goleador lila, Daniel Benavente, junto a un peluche gigante de un León. Una acción emprendida por diario La Estrella y la dirigencia del Club Social, en una muestra de apoyo para el peque y su familia, quienes hace unas semanas fueron víctimas de un asalto a su hogar, donde le robaron todo, incluido lo más preciado que tenía el pequeñín: su camiseta del Conce y un peluche de León vestido con la misma camiseta que usaba cuando era chiquito.

"Fue una linda sorpresa, no lo esperábamos", comentó emocionado Eduardo Parra, papá de Agustín.

"Es lindo ser parte de estas acciones, hacer feliz a un niño, verlo con su camiseta del Conce, que sea hincha del equipo tan chiquitito, un gran gesto", agregó el artillero de los lilas.

Víctor Tornería, presidente del Club Social, valoró el gesto. "Esto es la esencia del Conce, ser una familia y apoyarnos, más cuando se trata de un niño hincha del club", dijo el presi.

"Un muy bonito gesto, muy agradecidos por la acción de diario La Estrella y del Conce".

Eduardo Parra, papá de Agustín"