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Angélica Vásquez V.

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Esta columna nace de un post que escribí en mi Facebook. Es que lo tenía como atragantado. Sucede que no una sino varias veces me preguntaron por qué me reía tanto o por qué todo lo encontraba divertido. ¿La verdad? Es que tanto en el programa de radio como en las terapias que hago siento que el humor y el amor van de la mano, son formas de sanación simples y poderosas, porque abarcan nuestro universo completo. A mí me sorprende la densidad de quienes dicen eso. ¿En serio se asustan con una risa? El humor, la risa, el amor, está todo enlazado, es espiritualidad pura, evolución, simplicidad ¡y en serio! Una vida simple es lo que necesitamos, todos sin excepción.

A mí me sanó de dolores y penas, fue una herencia de mi padre, a quien también la risa le permitió vivir más de lo presupuestado. Pero más que reír o no, el asunto es por qué nos sigue dando miedo mostrarnos. Por qué dejamos que el qué dirán nos vuelva a ganar. Como mujer (en esta vida) me tocó escuchar varias veces lo de que la risa abunda en la boca de los tontos... más una serie de comentarios prejuiciosos y básicos desde el lugar en donde vivía, donde estudiaba, el cuerpo que tenía, etc. ¿Estamos conscientes de quiénes somos? ¿De lo que hacemos? ¿De lo que decimos? ¿De lo que dejamos que entre en nuestro cuerpo emocional? La vida pasa delante de nosotros ¿y lo que les complica es por qué me río? Porque la vida es divertida, por eso. Porque vale el esfuerzo y el cambio de chip. Porque una terapia motivacional que incluye risas es más efectiva. Porque una conversación se sincera. Porque nuestro cerebro recibe una orden suprema que le recuerda que no es un robot. Es tanto lo que sucede. ¿Cómo poder plasmar todo eso? Ya lo dije, es vida, la risa, el llanto, la pena, todo está permitido. Ni mucho de uno ni de otro, pero a darle no más, no hay tiempo que perder. Para mí ya se convirtió en un honor la vida actual. Y lejos lo más divertido fue que sin darme cuenta esas personas que cuestionaban mi forma de actuar, fueron desapareciendo completamente de mi vida. Alinearse con la misma vibra es lo nuevo. A reír, que ya lloramos demasiado...


Y tú ¿por qué te ríes?