Ingenieros analizan el estado de la estructura del puente Juan Pablo Segundo
Tras el colapso de puente en Italia, usuarios dicen que se debe enfatizar en la fiscalización. Expertos recomiendan mantención cada 2 años.
Tras la tragedia ocurrida por el colapso del puente Morandi de Génova, en Italia, en el que murieron 39 personas (entre ellas tres chilenos), expertos locales analizaron las posibles causas del hecho y, a su vez, el estado de uno de los viaductos más criticados por los usuarios: el Juan Pablo II, que sufrió serios daños tras el terremoto de 2010 y que desde entonces ha sido sometido a diversas intervenciones.
Sebastián Rojas es kinesiólogo y trabaja en el Centro de Salud Familiar (Cesfam) de Candelaria. Usa recurrentemente el viaducto conocido antiguamente como "Puente Nuevo".
"Los puentes en Concepción no han tenido muchas fallas, a excepción del Juan Pablo II que tiene muchos baches. A veces da un poco de miedo cruzar por ahí, pero nunca he imaginado que aquí pase algo como en Italia. Espero que haya mucha preocupación por la mantención", manifestó.
Otro usuario del viaducto es Carlos Mella, quien sostuvo que "lo que ocurrió en Italia es motivo suficiente para estudiar y prestar mucha más atención en lo que se está haciendo con las mantenciones aquí. Hace poco colapsó un puente en el sur (puente Cancura)", recordó.
Por su parte, José Bustos dijo que "el Juan Pablo II es por lejos el peor de Concepción. En mi opinión tendrían que construirlo de nuevo".
Expertos
Juan Marcus es ingeniero civil y forma parte del Registro Nacional de Revisores Independientes en calculo estructural de primera categoría.
"Lo que pasó en Italia debe investigarse, pero aparentemente hay un tema de fatiga, porque el puente tenía más de 60 años. Con el paso de los vehículos, los puentes siempre vibran y eso produce microfisuras en el hormigón. Con el tiempo les entra agua, que oxida las barras. Ese puente fue diseñado para 100 años. Si se hace un buen mantenimiento, podría haber durado más de ese período, pero en Chile no hay puentes de este tipo", señaló Marcus, quien fue parte fundamental en la creación de la carrera de Ingeniería Civil en la Universidad del Bío-Bío.
Sobre el Juan Pablo II, Marcus dijo que "efectivamente tuvo fallas por el terremoto de 2010 y posteriormente fue reparado y se ha aumentado su seguridad. Mejoraron los estribos y el anclaje, pero aún así tienen que ser inspeccionados con cierta frecuencia. Cada dos años. Además, no todas las cepas se han asentado de forma pareja y, por ende, hay mucha ondulación. Más que en la antigüedad del puente, lo que hay que tomar en cuenta es la actividad sísmica, que es lo que puede generar más daños", recalcó.
El ingeniero agregó que "es entendible que si hay un acontecimiento de tremenda envergadura como el colapso de un puente, la gente se pone un poco nerviosa. Se hace la relación de que puede pasar acá, pero en general se hace mantención y se cumplen los procedimientos".
Para Peter Dechent, ingeniero docente en la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Concepción, la mantención es lo fundamental para evitar un desastre.
"Si eso no se hace, obviamente que la estructura comienza a deteriorarse. Ese proceso no es acelerado en los primeros años, pero luego que pasa el tiempo empiezan a envejecer los materiales y hay una mayor cantidad de vehículos que transitan", afirmó.
Por último, sobre el puente Juan Pablo II señaló que "sigue satisfaciendo la necesidad de la población, pero siempre hay que monitorear si hay socavación en las cepas tanto en este como en el resto de los puentes. Lo importante es que la sociedad y el Ministerio de Obras Públicas (MOP) se preocupen de la infraestructura".
Obras públicas
Daniel Escobar, seremi de Obras Públicas del Biobío, recordó que el Juan Pablo II, de 2.199 metros de longitud y que presta servicios desde 1974, fue intervenido durante este año. "Las obras consideraron reforzamiento en nueve cepas, así como la reparación de losetas de pasillos, de juntas de dilatación y de barandas", señaló.
Aquella intervención fue fiscalizada por Contraloría Regional del Biobío en marzo de este año, la que no realizó observaciones. El monto total del contrato fue de $1.814.286.712. Se repararon fisuras y grietas en distintos grados en los cabezales de las cepas y de los hormigones tanto en los pilares como en los cabezales.
"Tanto el puente Juan Pablo II como el Llacolén están en constante conservación, la que se realiza por el contrato global. Estos consisten en señalización, es decir: demarcación, tachas y reparación de calzadas", agregó el seremi.
"Los puentes deben ser inspeccionados cada dos años".
Juan Marcus,, ingeniero civil"