El envejecimiento en sí, además de los cambios en los roles sociales y en la participación en la comunidad, trae un deterioro de las funciones tanto a nivel cognitivo, sensorial como motor. En ocasiones ocurre un nivel de dependencia tan alto que no solo se necesita el apoyo de algún dispositivo externo o cuidado de un otro, lamentablemente se llega a una situación que todos conocemos de manera coloquial como "postrado" o "persona en situación de cama".

Existen diversos grados de dependencia, los cuales dependerán de las características personales y contextuales. Puede que la persona esté en situación de cama, pero sí pueda mover partes de su cuerpo. También hay dependientes severos, que no pueden realizar ningún movimiento. En cualquiera de los casos, se necesita para un mejor manejo del cuidador, elementos externos y conocimientos previos para mantener una postura adecuada, evitando que el peso corporal mantenido en las articulaciones prominentes cause heridas por presión, conocidas como "úlceras por presión". Por lo tanto, en primera instancia mantener en constante movilidad y favorecer cambios posturales de la persona. Se sugiere cada tres horas. Se aconseja utilizar un colchón anti escaras, que permite una disminución de la presión que se genera en las zonas con mayor apoyo como: los tobillos, sacro, codos, cabeza, entre otros. Al mantener cambios posturales, mejorará la circulación sanguínea.

Además existen diversos implementos en el mercado y dentro de las prestaciones de nuestra salud pública que favorecen tanto a la persona en situación de cama como a su cuidador. Estas son de utilidad para mejorar el desempeño en las actividades de alimentación, higiene mayor y menor, vestuario y transiciones (cama-silla de ruedas, por ejemplo). Para esto siempre es necesario educar al cuidador y que estas indicaciones sean claras y específicas.

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