El amor no es desechable
Me encontré con una entrevista a Julio César Rodriguez y me quedaron dando vuelta sus opiniones respecto a estos tiempos. Personalmente me enfoco siempre en ver el lado positivo de las cosas, pero no puedo dejar de coincidir con él en varios aspectos. Sobre todo uno que se convirtió casi en una moda: el personalismo, el egoísmo que se promociona de avanzar sin mirar, procediendo en un estilo de vida poco saludable y unido a eso, el amor como algo "desechable". Sobre todo el amor esencial, de pareja, amigos, entorno. Y prestando atención sólo al amor de pareja, también siento que se ha llegado a un punto de desecharlo como si no fuera la gran cosa, como si todo se reemplazara como en un supermercado. A mí me gusta amar y ser amada y me gustan las personas que aman, tal vez por eso me sigue sorprendiendo el descarte analítico y frío por parte de hombres y mujeres que en el fondo tampoco lo pasan bien. ¿Cómo restaurar un nivel de armonía más alto? ¿Cómo volver a amar sin desechar? Primero, sacando la patita del acelerador, tomando conciencia. Sip, siempre lo menciono pero es que tiene que ver con lo trascendental. Trascender, querer dejar huella como seres humanos, porque el amor que se le entrega a una pareja es poderoso, es un compromiso interno, que parte sin siquiera saber que se asumió, y como es tan potente luego se le reniega, se anula, nos anulamos y así se van descartando personas, situaciones experiencias que ni siquiera nos atrevimos a probar... porque las sombras del recuerdo nos hacen sentir ganadores a la hora de descartar. El amor no es desechable, el amor no se pierde, el amor sana. Y bendice a quien usa esa energía. Entonces ¿de qué manera se sigue creyendo que dejarlo a un lado beneficia a alguien? Cuando el señor Miedo y su amiga la Mente se quieren encargar de todo. Creo a pies juntos que amar es un signo de evolución suprema. Y hacer uso de ese poder conlleva una gran responsabilidad (a lo Peter Parker). Pero de ahí a dejarlo como algo así como que sí y que no, como la nada misma, es el autoengaño más grande que puede haber. Y los resultados son siempre tóxicos para quien sigue esa receta al pie de la letra. Entonces, receta infalible: ame y siga amando sin detenerse.